Brooklyn quiere ser una ciudad inteligente: controlar el tráfico a calles restringidas para los coches

Cada vez son más las grandes ciudades que restringen zonas o, simplemente, vías concretas al tráfico de coches de usuarios. Uno de los problemas que se dan en estas situaciones es, realmente, como contener estos vehículos prohibidos sin que suponga una inconveniencia para la normalidad de esa parte de la ciudad. Por ejemplo, Como sucede en Brooklyn.

En el caso concreto de centro de este barrio de la ciudad de Nueva York, podemos ver que hay unas vías destinadas únicamente para autobuses, viandantes y ciclistas. Se calcula que unos 3.000 vehículos particulares utilizan esta vía cada mes, complicando el propósito por el que se diseñó este corredor descongestionado. Ahora, la tecnología de las smart cities están proporcionando las herramientas necesarias para subsanar este obstáculo de forma ordenada.

Tecnología de ciudades inteligentes aplicada en Brooklyn

Hemos presenciado cómo la polución ha hecho saltar las alarmas y proponer la restricción del tráfico en Madrid y Barcelona. La calle Fulton, en el Downtown de Brooklyn, uno de los cinco distritos que forman la ciudad de Nueva York, está completamente reservada al transporte público. Cada día, más de 20.000 personas utilizan este servicio. Los avispados conductores que se cuelan por esta zona restringida evitan que la marcha del tráfico sea la óptima y que estas restricciones aporten resultados positivos.

Un programa y centro tecnológico llamado New Lab ha favorecido el crecimiento de tres start-ups cuya actividad está centrada en Brooklyn:

Tecnología para convertir problemas en oportunidades

Todas estas aplicaciones tecnológicas pueden reducirse a algo tan sencillo como el cumplimiento de la normativa que comentábamos arriba: evitar el acceso de vehículos personales a la calle Fulton. Sin embargo, este esfuerzo del municipio de Brooklyn con el hub tecnológico New Lab va más allá. Aún así, y pese a ser un mercado pujante, las start-ups cuyos productos tienen como fin la creación de smart cities tienen el gran impedimento de tener que probar su eficacia para crecer.

En definitiva, todas las aplicaciones tecnológicas que puedan aplicarse en una ciudad no son nada sin un organismo que pueda sacarle partido. Es decir, los patrones de tráfico y el recuento de viandantes de nada sirven si los responsables del funcionamiento urbano no son capaces de utilizar esta información para crear protocolos de seguridad o prevenir las zonas de mayor riesgo.

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