Realidad Aumentada para mejorar la comunicación con unas gafas que traducen

Todavía nos queda mucho por ver en cuanto a las aplicaciones de la Realidad Aumentada, pero la última propuesta de Google es especialmente llamativa: unas «gafas que traducen» y que parecen especialmente cómodas y sencillas de usar, aptas para todos los públicos. Son un modelo diferente de los que hasta ahora ha venido enseñando la compañía, que en su momento abandonara, las famosas Google Glass. Al verlo en funcionamiento es difícil no imaginar otras aplicaciones que pudieran permitir llevar unas gafas de este estilo simplemente al caminar por la calle o al circular en coche o en bicicleta: si la información nos llega de forma discreta y sin estorbar, sus posibilidades son inmensas.

Este nuevo modelo presentado como «concepto» en la conferencia Google I/O para desarrolladores se parece en aspecto a la «versión empresarial» de aquel modelo (Google Enterprise Edition 2) que estaban diseñadas para otras tareas.

Como sucede con algunos de estos inventos, lo que parece algo sencillo de usar es en realidad una combinación de complejas tecnologías que ha necesitado años para desarrollarse. Las gafas deben ser ligeras, con una batería capaz de funcionar durante varias horas y la pantalla superpuesta (HUD = Heads-Up Display) debe tener el aspecto y tamaño apropiado para que se puedan leer los textos. Además de eso incluye micrófonos y filtros para los ruidos ambientales.

Por otro lado, las gafas utilizan el reconocimiento de voz que bien conocemos del Asistente de Google y la magia del Traductor de Google, que cada año mejora en cuanto a precisión y calidad. Así que el resultado es una especie de confluencia de todas estas tecnologías en un pequeño dispositivo. Si alguien duda de la capacidad de los algoritmos de inteligencia artificial para todo esto, que piense que la mayor parte de los subtítulos de los vídeos de YouTube están creados en «modo automático», es decir, es esta misma IA la que los convierte de voz a texto, traduciéndolo de paso a decenas de idiomas.

El resultado es una aplicación directa de toda esta tecnología: que quienes no tienen mucha experiencia con la tecnología puedan acceder a ella con sólo ponerse unas gafas que, por lo demás, son iguales a unas gafas convencionales. Como detalle adicional, las gafas pueden simplemente «subtitular» una conversación, de modo que las personas con dificultades auditivas puedan leer a sus interlocutores sin problemas (y sin traducción, si no es necesaria).

No obstante, recordemos que este invento es más una demostración de laboratorio y concepto que un gadget «real» que se pueda comprar dentro de unos meses en las tiendas. Para empezar porque estos dispositivos necesitan del permiso de las autoridades, en este caso la FCC (Federal Communications Commission), por cuestiones de salud, interferencias, radiación electromagnética, etc…, pero ahí queda la idea, tan llamativa como interesante.

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