La calidad de la nueva tecnología de gafas VR de Varjo asombra a los expertos
No muchas veces se consigue que las primeras presentaciones de un producto asombren y dejen alucinados a los expertos que las prueban. Acostumbrados a experimentar con todo tipo de nuevos aparatos y mucha “demo” llena de trucos, lo normal es que resulten correctas y nada más, o que no cubran las expectativas la mayor parte de las veces. Las mejoras de unos a otros productos resultan a veces menores: cuestiones de diseño, matices de calidad, alguna que otra pequeña innovación. Sin embargo cuando los expertos han probado las nuevas gafas de realidad virtual XR-1 de Varjo los comentarios han sorprendido a todos: “es difícil de distinguir lo real de lo virtual“, en palabras de Jonathan Hirshon de CNet.
Las XR-1 de Varjo y otros modelos llevan ya tiempo en el laboratorio, como hemos comentado en este blog. De hecho diversos fabricantes lo han experimentado para diversas tareas. Incluso Volvo Cars ha trabajado con Varjo para comprobar su utilidad futura en el campo de la conducción, llegando incluso a mostrar en un vídeo la capacidad de la realidad mixta en el que incluso se incluía la famosa “prueba del alce“.
Ahora estos modelos salen finalmente a la venta en varias versiones para desarrollo: las XR-1 para realidad extendida, VR-2 para realidad virtual y las VR-2 Pro, que son lo mismo pero con tecnología de seguimiento de manos y dedos incluida. Los precios varían entre los 5.000 dólares y los 10.000 dólares, a los que hay que añadir software y complementos. De momento es una versión apropiada para profesionales, desarrolladores e investigadores que quieran explorar este nuevo campo.
La clave de estas gafas es que, a diferencia de otras, no ofrecen imágenes superpuestas a las de la realidad, sino que capturan la escena con cámaras y la sustituyen dentro del visor por cuatro pantallas de alta resolución: dos de 1920 x 1080 en la zona central de los ojos y dos de 1440 x 1600 en los laterales. Las dos de la zona central más utilizada en la visión humana tienen una densidad de 3000 ppp (píxeles por pulgada) equivalentes a 60 ppg (píxeles por grado de visión), con imágenes de baja persistencia y refresco a 60 y 90 Hz (imágenes por segundo).
Quienes las han probado aseguran que la combinación de alta densidad de píxeles, refresco y posición y seguimiento de los ojos hacen que sea lo más parecido a la realidad que hayan visto nunca. En cierto modo es como una versión mejorada del viejo chiste de Pixel y Dixel: “si miras la realidad muy de cerca, podrás ver los píxeles“. Solo que aquí ya ni se ven los píxeles y el resultado es mejor que la realidad misma.
No suelo llorar en las demos. Pero eso es lo que pasó. Un televisor que no estaba allí. Y el tráiler de ‘Star Wars: el ascenso de Skywalker’. Pensé para mí mismo: “Ya está. Este es el momento que la realidad virtual finalmente se ve lo suficientemente bien como para reemplazar al televisor”.
Tal y como muestran los vídeos más recientes (y todo el mundo coincide en que los vídeos no hacen justicia a la experiencia real al usar las gafas), el software de las XR-1 Varjo es tan potente que es capaz de hacer el seguimiento con una latencia (retardo) muy bajo, tanto al mostrar las imágenes como al combinarlas con objetos 3D: un coche, un motor de reactor o pantallas 2D. En la demo del reactor y sus piezas metálicas puede verse reflejada la estancia completa, un reflejo típico de los espejos bastante costoso a nivel computacional. El coche de Volvo de otra de las demos puede cambiar de color con sólo mover las manos: eso también afecta a los reflejos, al tiempo que con solo moverse pueden apreciarse cambios hasta en las sombras. Se pueden gesticular con los dedos individualmente y usarlos para interactuar con pantallas y teclados virtuales.
Otro de los expertos en el campo de los gadgets y las nuevas tecnologías, el mismísimo Robert Scoble (ex-Microsoft, ahora en Infinite Retina) lo explicó así en su Twitter:
Lo he probado y es una demo auténtica. Es como estar en un cine: imágenes con contraste, nítidas. No se distinguían los píxeles. No he visto nada en VR igual a esto. Trabajar usando estas gafas es como “trabajar en el futuro”. Se pueden leer los textos y ver objetos 3D como si fueran reales. Puede que cuesten 10.000 dólares o 13.000 dólares, pero tengamos en cuenta que eso es lo mismo que cuesta un buen Mac Pro.
En un artículo que escribió acerca de por qué estas gafas VR pueden ser el futuro decía “también asistí a la demo y también me resultó emocional.” La clave, al igual que con otros dispositivos como fueron en su día el iPod o como puede ser un buen coche, es que los aparatos transmitan emociones.