Coches cayendo desde 30 metros de altura: un experimento que busca el realismo y mejorar la seguridad
En el vídeo a continuación se puede ver la peculiar y sin duda poco habitual prueba llevada a cabo por el Centro de Seguridad de Volvo para mejorar la seguridad de quienes viajan en coche. Es lo que se conoce como una prueba de choque destructiva y básicamente simula lo que sucede durante un accidente. La diferencia es que en vez de hacerlo en un laboratorio por sistemas mecánicos, cámaras y sensores, esta vez se utilizó un método más práctico y directo: la mismísima ley de la gravedad.
La idea del experimento era reemplazar las pruebas típicas de laboratorio por una situación más «realista» creada en un circuito cerrado, en la que los servicios de emergencia tuvieran que asistir tras el «accidente», que era equivalente a una fuerte colisión. De esa forma se podría comprobar cuánto tiempo se necesitaba, qué herramienta era más adecuada para acceder al interior del habitáculo y qué protocolo seguir. Los especialistas en este tipo de rescates normalmente calculan que 60 minutos es el tiempo máximo que pueden permitirse de cara a extraer a las personas heridas y trasladarlas a un hospital.
En total se hicieron pruebas con diez coches de diferentes modelos de Volvo (XC60, XC40 y V90, entre otros), algunos de los cuales se dejaron caer varias veces. Las leyes de la física permiten calcular que la velocidad de impacto contra el suelo tras los 2,5 segundos de caída libre desde 30 metros es de unos 87 km/h, una fuerza que no siempre se puede crear artificialmente en un laboratorio. Es una forma sencilla y directa de simular un choque a alta velocidad contra un camión, una pared u otro vehículo. Como puede verse en el vídeo en alguna de las pruebas se deja caer el coche de lado, para simular un impacto lateral, sobre bloques de cemento o placas metálicas.