Cuando la tecnología nos guía: Waze y los conductores robot

Los navegadores y aplicaciones que ayudan al conductor a elegir las mejores rutas teniendo en cuenta el tráfico en tiempo real son, sin duda, uno de los mayores avances en asistencia a la conducción que existen. Esto es gracias a los smartphones y a los desarrollos independientes, pero también lo es gracias a la Inteligencia Artificial y al buen uso de los datos colaborativos, que es la gran fuerza de aplicaciones como Waze. El caso es que si uno utiliza Waze, puede convertirse en un mero robot a las órdenes de un cerebro artificial que nos guía.

¿Cómo funciona Waze?

A partir de la información agregada (histórica y en tiempo real) de miles de usuarios de la aplicación, Waze procesa en cada momento la mejor ruta posible para cada usuario, y enumera las instrucciones necesarias para llevarnos a nuestro destino.

Waze calcula la mejor ruta para nosotros en tiempo real, gracias a información de otros conductores

En pocas palabras, Waze calcula la mejor ruta posible de acuerdo con las circunstancias, algo que podríamos equiparar al nivel de toma de decisiones que podrían tener los coches autónomos a corto plazo. Sería una manera reactiva de afrontar el tráfico y elegir atajos o rutas alternativas que, a priori, son más largas que la ruta normal, pero en el momento en que se eligen son definitivamente más rápidas.

Así será cómo los coches autónomos gestionarán el tráfico, pero a mayor escala (puesto que los propios coches interactuarán y se comunicarán con infraestructura y coches para encontrar la mejor forma de circular). ¿Qué problemas podría tener esta forma de funcionamiento de Waze? La respuesta siempre está en el lado humano.

La desconfianza de algunos grupos de personas empieza a ser notoria, al menos en ciertos ámbitos, al sembrar las dudas con respecto al funcionamiento de Waze: ¿podría ser algo interesado? ¿Podría utilizarse Waze para redirigir el tráfico según intereses comerciales?

Tal y como se preguntan en este artículo:

¿Cómo hacen exactamente estos algoritmos para elegir la mejor forma de guiarnos por ese camino? ¿Es justo enviar el tráfico pasando por los hogares de otras personas y/o por delante de empresas que están lejos de la carretera? ¿Debemos levantar las manos y “confiar en la tecnología?”

La respuesta a esto es más complicada de lo que parece. En primer lugar, la comunidad de Waze es abierta, pero los algoritmos para calcular las rutas no lo son: pertenecen a Google, al igual que la empresa entera. Pasamos de disponer de una aplicación basada en la comunidad a una aplicación controlada por una empresa privada que tiene, como es lógico, sus intereses. ¿Podemos fiarnos de que Waze nos va a guiar por el mejor camino de forma objetiva? ¿O por el contrario nos va a llevar por un camino poco concurrido, pero sujeto a intereses particulares?

Waze convierte a los coches en autónomos, con nosotros siendo robots que obedecen sus órdenes Click Para Twittear

El dilema moral es de gran calado. Por un lado, la tecnología nos permite desentendernos de tareas como la decisión de una ruta óptima; por otro, hemos de confiar en las grandes corporaciones como Google, y pensar que de verdad nos van a ofrecer la mejor solución que conocen, sin traspasar ningún límite legal o ético. ¿Será siempre así en el futuro? ¿Podemos confiar?

Vía | LA Weekly

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