¿Qué es el AWS Deepracer?

En ocasiones los grandes avances surgen haciendo llegar al público la última tecnología en forma de juguetes. Esto es lo que puede suceder con el AWS DeepRacer, un coche de carreras a escala 1/18 desarrollado por Amazon con tecnología Intel. La idea es poner al alcance de los aficionados y entusiastas por la robótica un pequeño coche autónomo con el que hacer pruebas de simulación y entrenamiento de inteligencias artificiales: aprendizaje por refuerzo, visión artificial y modelos matemáticos basados en algo siempre apasionante: la experiencia de conducir. Lo mejor es que parece un juguete, cuesta tan poco como un juguete (entre 200 y 300 dólares) y hace de la tecnología punta también un juego.

En cuanto al coche en sí, puede decirse que es una versión a escala de un buggy de grandes ruedas al estilo “monster truck“, como la mayor parte de los modelos a radiocontrol. La diferencia es que va equipado con lo más moderno: una cámara de vídeo de 4 megapíxeles, un procesador Intel Atom, 4GB de RAM, 32GB de almacenamiento, wifi 802.11ac (el de mejor conectividad actualmente) y varios puertos USB/HDMI, todo ello corriendo sobre una versión especial del sistema operativo Ubuntu/Linux.

El DeepRacer podría entenderse como una especie de miniordenador sobre cuatro ruedas, capaz de «seguir la pista» al circuito de carreras por el que se mueve gracias a la cámara y a dos sensores: un acelerómetro y un giroscopio, que proporcionan datos para que el software que incluye (basado en la plataforma OpenVINO de Intel) pueda controlar el vehículo y procesar toda la información: imágenes, movimientos y posición, golpes… Toda esta información está al alcance del procesador y el software en tiempo real, pero también utilizarse como datos para simulaciones que puedan “entrenar” las acciones del coche antes de salir a la pista.

Para los programadores, estudiantes y “tecnófilos” en general, Amazon pone a su disposición un completo kit de desarrollo con toda la información necesaria para programar el DeepRacer. Además de eso se proporciona un simulador, para construir circuitos y probar una versión virtual del DeepRacer sin tener que tocar cables, ruedas y baterías, todo en un entorno 3D realista. Esto permite también a cualquier persona participar en la DeepRacer League, una liga donde los vehículos se enfrentan en “carreras robóticas” y donde se pueden plantear diferentes estrategias y estilos de conducción.

La tecnología principal que maneja la inteligencia artificial del DeepRacer es el aprendizaje por refuerzo: modelos matemáticos que se programan con unos objetivos y que se ajustan tras las diferentes interacciones. Por ejemplo, un primer objetivo puede ser “no salirse de la carretera”, otro “no chocar con otros coches”, u otros “minimizar la distancia recorrida” o “alcanzar la velocidad máxima”. Tras cada prueba “real” el sistema toma decisiones sobre las acciones –que a veces se han elegido al azar– e interpreta lo que haya sucedido en términos de “recompensas” y “castigos”. Variando en la siguiente prueba puede ir ajustando esas decisiones (cómo tomar los giros, cuándo acelerar o frenar, etcétera) en pos de acercarse a la victoria en las carreras.

La idea tras el DeepRacer es principalmente acercar la tecnología de inteligencia artificial al público general, a los estudiantes y a los programadores interesados en el tema, pero con un “toque físico” difícil de replicar en otros entornos de experimentación: y es que hay pocas cosas comparables en diversión a las carreras de coches.

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