¿Es rentable un coche híbrido?

La compra de un coche suele ser algo entre emocional y racional. Con la edad, posiblemente, la balanza se decanta de manera progresiva hacia el lado racional. Es en ese momento cuando empezamos a preguntarnos por la rentabilidad de la inversión (porque ya la vemos como inversión), y el proceso que nos lleva a decidir comprar un modelo u otro se complica.

En este artículo vamos a razonar si es rentable comprar un coche híbrido. Eso significa que valoraremos la mayor cantidad posible de variables en el proceso. Existen muchas maneras de disfrutar de un coche, no sólo la compra, y también hay opciones para comprar coches seminuevos. Aquí nos centraremos únicamente en el caso de compra de un coche híbrido nuevo. ¿La respuesta corta? Sí es rentable, siempre que sepamos sacarle el máximo partido.

¿Por qué comprar un coche híbrido?

Existen muchos motivos, tantos como personas, pero la verdad es que muchos de ellos son comunes y objetivos:

Una de las razones que se esgrime como barrera de entrada para la compra de un híbrido es el precio de adquisición. Si bien hoy no hay tanta diferencia como hace unos años, el precio de compra de un coche híbrido sigue siendo más elevado que un modelo homólogo de combustión interna. Pero para decidir una compra de este estilo no nos podemos quedar en el precio de compra, ya que hay que analizar la inversión y ver cuál es más rentable a largo plazo.

¿Es rentable comprar un coche híbrido?

Partiendo del precio de compra, hemos de analizar aspectos tales como el mantenimiento del vehículo, el coste real de circular (esto es, el coste de la energía que necesitamos si nos referimos a un híbrido enchufable, junto con el carburante), las reparaciones, etcétera. Pensemos, eso sí, que las cuestiones medioambientales asociadas al coche híbrido van a tener mucho peso en la decisión final.

Empecemos por el mantenimiento, ¿es caro el mantenimiento de un coche híbrido? Si tenemos en cuenta que un coche híbrido tiene, al menos, dos motores (uno de combustión y uno eléctrico), nos puede parecer que el mantenimiento debería ser mayor que un vehículo de combustión. Sin embargo, la intuición nos falla en este caso.

Son más piezas, sí, pero de más fácil mantenimiento. Pensemos que el coche híbrido no cuenta con una caja de cambios tradicional, ni embrague como en los vehículos de transmisión manual, ni alternador, correa de distribución o motor de arranque. Todos estos elementos requieren más mantenimiento en los vehículos tradicionales, y en los híbridos no existen.

La parte de las baterías sí es diferente con respecto a un vehículo tradicional, pero salvo revisiones puntuales, suelen estar diseñadas para que tengan una vida útil similar a la del vehículo. En el caso de que haya que reparar o sustituir las baterías, puede suponer una factura elevada, aunque no sea un fallo frecuente.

El gasto de combustible con un coche híbrido

El coche híbrido nos puede hacer ahorrar mucho combustible. Eso sí, siempre que la conducción sea la apropiada. Vamos a explicar bien este punto. Un coche híbrido está diseñado para que el motor eléctrico funcione el máximo tiempo posible. En los momentos en que sólo funciona el motor eléctrico, el consumo de combustible es nulo; si sólo funciona el motor de combustible, el consumo será completo (y dependerá de múltiples factores, incluyendo el estilo de conducción del conductor). En el resto de los casos, los dos motores estarán en funcionamiento de manera complementaria.

El estilo de conducción es fundamental para determinar si el coche híbrido nos permite ahorrar combustible. Este estilo influye en si somos capaces de regenerar energía eléctrica para que se recargue parcialmente la batería (con la frenada regenerativa, por ejemplo). También influye si pisamos mucho el acelerador o somos conductores más progresivos. Cuanto más suave, anticipativa y relajada sea la conducción, más combustible conseguiremos ahorrar.

Es necesario un cierto cambio de chip en el conductor, pero aún hay más factores decisivos para entender si ahorramos, o no, combustible. Por ejemplo, ¿somos conductores urbanos? ¿Hacemos muchos viajes largos? La conducción urbana es el escenario perfecto para los coches híbridos: velocidades medias reducidas, maniobras a baja velocidad (arranque desde un semáforo, aparcamiento, etcétera) y una conducción teóricamente suave. En carretera, el motor de combustión será el predominante la mayor parte del tiempo, por lo que el consumo de combustible será superior.

Toca, por lo tanto, hacer cuentas y pensar cómo utilizamos el coche habitualmente. ¿A quién interesa un coche híbrido? Sin querer hacer de esto un dogma, al conductor urbano, sin duda, por encima de otro perfil de conductor. Y al conductor amante de la tranquilidad, poco agresivo, decidido a sacarle el máximo partido a la combinación de motores que ofrece el coche híbrido.

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