La evolución tecnológica de la animación 3D vista a través de Toy Story

Hace casi 25 años Pixar era una joven empresa que hacía anuncios y cortometrajes con unas técnicas de animación llamativas para la época. Su origen estaba en los estudios de Lucasfilm, de donde se independizó en los 80 para convertirse en un estudio independiente. Incluso habían ganado un Oscar en los Premios de la Academia por Tin Toy, una pieza corta con un muñeco de juguete como protagonista. Toy Story sería su primer largometraje y unos años más tarde se estrenó la cuarta entrega, considerada casi un epílogo para una saga perfecta, en la que nos hemos emocionado con los protagonistas, reído a carcajadas y vuelto a la infancia y a las películas de dibujos animados en muchos casos.

La evolución tecnológica en estos 25 años ha sido tan espectacular como puede imaginarse. en 1995 Toy Story necesitó cerca de 300 “máquinas” (concretamente servidores Sun) para generar los 114.240 fotogramas que conformaban los 80 minutos de película (curiosidad: era tan corta que se proyectó en cines precedida por otro cortometraje de animación). Se calculó el trabajo de esos ordenadores, y éste fue el equivalente a 800.000 de “horas de CPU”, que es como se miden esas cosas.

Hoy, Pixar cuenta con 23.000 máquinas procesadoras (75 veces más) con una potencia muy superior a la de aquellos servidores Sun. Para hacernos una idea, un iPhone 6 –un modelo ya considerado “antiguo”– tiene una CPU con 2.000 millones de transistores, exactamente el doble que el total que había en la granja de máquinas de Pixar en 1995. La potencia de cálculo combinada de aquellas máquinas era de unos 8,1 gigaflops; hoy en día la de un solo iPhone X sobrepasa los 250 gigaflops. Por esto se dice que la potencia de un smartphone actual permitiría renderizar el primer Toy Story “en tiempo real”, en vez de en cientos de miles de horas.

Se dice que Toy Story fue posible porque era la primera película en la que la tecnología proporcionaba suficiente potencia de cálculo a un precio razonable –una consecuencia de la ley de Moore– como para generar un largometraje completo con imágenes fotorrealistas mediante técnicas de ray-tracing (siguiendo los rayos de luz que conforman cada píxel que se ve en la pantalla). Anteriormente había habido otras películas, entre ellas Tron, donde se usaron técnicas similares, pero solo en algunas escenas.



En cuanto al contenido de la película, en todos estos años han evolucionado considerablemente en aspecto y estética, en el realismo de la física y los movimientos, los efectos visuales y demás. Los primeros motores gráficos de Pixar eran estupendos para el renderizado de objetos (generación de imágenes a partir de modelos 3D), como es el caso de los muñecos protagonistas. Pero no era muy bueno para generar personas, rostros o seres “orgánicos” por decirlo de alguna manera. Por esta razón, apenas aparecen personajes humanos en la primera cinta y cuando lo hacen son claramente artificiales; de hecho se dice que por eso Toy Story está protagonizada por juguetes: porque era lo mejor que la tecnología podía ofrecer.

En las últimas películas, en cambio, se utilizan técnicas ultrarrealistas para las texturas, desde los materiales de los muebles y escenarios, al cielo, suelos, paisajes, pelo, ropa, hierba, árboles… Los muñecos y personajes humanos son simples porque se han diseñado para serlos, no porque sea una limitación de la técnica, como en la primera película.

Hace 25 años los técnicos de Pixar tenían que programarlo todo: desde los algoritmos a los programas para el modelado, las texturas, los efectos de cámara e iluminación… Su software se llamaba RenderMan y todavía existe; como producto para efectos visuales también ganó un Oscar.

Se ha evolucionado mucho desde entonces y ahora hasta la gestión de la propia granja de servidores (“en la nube”) es mucho más simple. Hay aplicaciones para cada parte del proceso de creación de la película, algo que se ha ido perfeccionando precisamente “haciendo cine”. Los mayores avances técnicos tuvieron lugar –de hecho– entre Toy Story 2 y Toy Story 3 (pasaron 11 años). Al igual que sucede con Toy Story 4, aunque la tecnología es muy superior a la hora de plasmar las imágenes, lo es sobre todo a la hora de cambiar la forma de trabajo diario. Se pueden observar grandes diferencias en las últimas cintas, sobre todo en detalles sutiles como gestos, efectos y aspectos detallados de los muñecos, que los hacen todavía más entrañables.

Pixar ha sabido sacar buen provecho de todo lo que desarrolla para una película en las siguientes. Las técnicas para crear pelo con movimientos realistas provienen de Monsters, Inc., los efectos con agua de Buscando a Nemo, los reflejos en materiales metálicos de Cars y así sucesivamente. Son técnicas que añaden como módulos a RenderMan, simuladores físicos que cambian lo que hace décadas eran superficies planas y de color uniforme por texturas y efectos altamente realistas.

Toda historia tecnológica tiene también sus momentos de desastre. En el caso de Toy Story es conocida la famosa anécdota acerca de cómo se perdió el 90% de Toy Story 2 en plena producción presagiando un desastre total para algo que ya valía 180 millones de dólares. Un error borró el sistema de almacenamiento de la red y las copias de seguridad no funcionaban. Por suerte consiguieron recuperar los datos in extremis gracias a que una de las empleadas iba a tener un bebé y se había llevado “trabajo a casa” haciendo una copia completa del servidor.

Además de todo esto, Pixar también ha hecho un buen trabajo al recuperar y actualizar las películas antiguas a la tecnología moderna. Antes del estreno de Toy Story 3 se actualizaron Toy Story 1 y 2 a calidad HD y en versiones 3D, a partir de los datos originales. Hacerlo requirió diez meses de conversión y adaptación, pero de este modo se ha mantenido toda la saga más o menos actualizada.

El secreto de Toy Story siempre ha sido el de una película familiar “perfecta” y para todos los gustos: se puede ir para pasarlo bien, para ver los avances tecnológicos, emocionarse con los personajes o entretener a los hijos. Quizá por eso fue un exitazo de taquilla en su época y lo sigue siendo. Aquella primitiva idea de la tecnología para generar espectáculo ha dado lugar a toda una saga que sigue manteniendo el tipo, aunque –como suele suceder– ya han anunciado que esta cuarta entrega será definitivamente la última.

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