CIMON, el robot inteligente de la IIS
Dentro de unos meses, un astronauta alemán viajará a la Estación Espacial Internacional acompañado de un dispositivo realmente inusual: un asistente inteligente personalizado. Llamado CIMON (de Crew Interactive Mobile Companion) es una versión reducida de la tecnología de inteligencia artificial Watson de IBM desarrollada por Airbus.
CIMON tiene forma de balón, una pantalla para mostrar su rostro y aunque se han hecho innumerables chistes sobre su parecido con HAL –el ordenador rebelde de ‘2001: una odisea del espacio‘– tiene todavía un cerebro lejos de lo que la ficción de Arthur C. Clarke imaginara hace décadas.
La experiencia no es sino una forma de empezar a entender cómo los asistentes inteligentes pueden ayudar a quienes se desplazan de un lugar a otro. En este caso es un astronauta –cuyo rostro y voz CIMON está entrenado para reconocer, igual que para realizar algunos sencillos experimentos (como resolver el cubo de Rubik o una combinación química), pero podría tratarse de un conductor de camión o de un dispositivo sobre el salpicadero de cualquier utilitario.
Normalmente, los asistentes equipados con tecnologías inteligentes como Watson, Siri, Google o Alexa (de Amazon) combinan esos “algoritmos del entendimiento” en el software de los dispositivos con la capacidad de cálculo de la nube de internet, ese lugar “etéreo” en el que se almacena información y se analizan millones de datos. Pero naturalmente no es lo mismo estar conectado a la nube por fibra óptica que hacerlo desde la Estación Espacial Internacional o desde un coche circulando a toda velocidad por una autopista –utilizando la tecnología 4G o la futura 5G. Hay que analizar cada caso.
Estos dispositivos inteligentes también suelen combinar información publica y privada. Algunos coches autónomos, por ejemplo, tienen la capacidad de aprender “como una flota”, comportándose como una especie de cerebro único. Si un coche ha resuelto un problema (por ejemplo, ha detectado un bache o un atasco en una carretera) los demás pueden beneficiarse de ello, a veces en tiempo real, a veces a posteriori.
En otras ocasiones no se desea que la información procesada mediante Inteligencia Artificial sea tan pública: una compañía de transportes podría querer mantener su información logística dentro de la confidencialidad por cuestiones estratégicas, al igual que puede haber otras razones de seguridad o privacidad. Los dispositivos como CIMON o los vehículos inteligentes tienen que saber diferenciar entre ambos entornos a la hora de manejar los datos, procesarlos y aprender de ellos. IBM ha desarrollado para esto diversos modelos de privacidad y almacenamiento que se adaptan a cada caso.
Otros aspectos de estos asistentes inteligentes son los sociales: hay que comprobar sobre el terreno cómo el hecho de tener un rostro amigo como ayudante afecta socialmente a las personas con las que interactúan. Al igual que los astronautas pasan cientos de días casi aislados en el espacio, los camioneros pasan cientos de horas en la ruta, y oír siempre la misma voz o los mismos avisos o mensajes de error puede hacer disminuir su atención. La forma de que esa relación sea más productiva quizá sea buscar variaciones o añadir un toque de humor. Si los asistentes pueden hacer bien su trabajo de ayuda, planificación y rutas y además sacar una sonrisa a quienes los manejan habrá sido todo un avance.
Fotos | NASA / IBM / Airbus