Inaugurada la primera oficina funcional impresa en 3D
La arquitectura ha adoptado el método de fabricación por adición, más conocida como impresión 3D, para la construcción de estructuras y edificaciones. Existen impresoras 3D lo suficientemente grandes como para construir puentes, casas y hasta bloques de viviendas.
Recientemente en Dubai se ha inaugurado la que se considera la primera oficina funcional impresa enteramente en 3D. Está instalada en el Museo del Futuro de aquella ciudad como “testimonio de la eficacia y creatividad de la tecnología de impresión 3D”, e inicialmente albergará la fundación Dubai Future, encargada de proyectar estructuras futuristas. Los Emiratos Árabes Unidos aspiran a posicionarse como “centro mundial de la innovación y la impresión 3D”, y qué mejor manera de demostrarlo.
Según sus promotores, el diseño de la oficina está basado en los requisitos de espacio de trabajo para el futuro. Se trata de una oficina abierta y flexible, y permite un amplio abanico de usos y aplicaciones. Además de servir como espacio de trabajo acoge equipos de profesionales multidisciplinares y alberga eventos públicos y privados. Dentro de la propia oficina hay un espacio reservado a promocionar y divulgar la técnica de impresión 3D, con una zona de trabajo provista con impresoras 3D.
La oficina tiene una superficie de 250 m2 y para construirlo se utilizó una impresora 3D de 6 metros de alto, 40 metros de largo y 12 metros de ancho. La impresora fue depositando, capa sobre capa, la mezcla de cemento. El diseño de la estructura interior de las paredes, con cámaras de aire, proporciona aislamiento acústico y térmico.
En total, bastaron dos semanas para completar la construcción que posteriormente se trasladó dividida en varios módulos hasta su ubicación final. Una vez instalados se completa la instalación de los servicios del edificio: electricidad, acometida de agua y conexión al alcantarillado, conectividad,… que se completan en dos días más.
El coste de fabricación fue de unos 150.000 euros, lo que supone, según los expertos, una reducción en los costes de entre el 50% y 80% y un ahorro de tiempo similar, a la vez que se reducen a la mitad los residuos asociados a la construcción. “Estos ahorros se traducen en una mejora de la productividad, un retorno económico superior y un aumento de la sostenibilidad”, explican.