¿Cómo afecta un coche eléctrico a la huella de carbono?
Pese a que los coches eléctricos están concebidos para no generar emisiones contaminantes, el proceso de fabricación de uno de estos vehículos y, especialmente, el de las baterías que los alimentan, sí dejan su huella en el medio ambiente. Por eso, ya hemos hablado de la transparencia de Volvo Cars al hacer suyo el reto de reducir al máximo este proceso.
Hoy nos encontramos en un proceso de transformación hacia una sociedad más limpia y respetuosa con el planeta. La tecnología del ecosistema de los coches eléctricos aún se encuentra en un proceso de mejora, con el objetivo de conseguir los objetivos marcados por las Naciones Unidas en la llamada Agenda 2030, objetivos de desarrollo sostenible compartidos por el Gobierno de España.
Todavía queda un largo viaje hasta que los vehículos sean climáticamente neutros o, lo que es lo mismo, que su huella de carbono sea neutra. Gobiernos, organizaciones y fabricantes deben trabajar en una dirección para que estos compromisos se cumplan y el respeto por el planeta sea cada vez mayor.
La huella de carbono en los vehículos eléctricos
Está claro: los vehículos 100% eléctricos son cero emisiones, pero antes de que lleguen siquiera a circular por las calles y carreteras, el proceso de fabricación ha causado unas emisiones considerables. Esto, sin duda, marca la huella de carbono de un coche eléctrico.
Pero, ¿qué es eso de la huella de carbono? Simplemente se trata de un indicador que mide la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que una actividad emite a la atmósfera.
A lo largo de la vida útil de un vehículo tendríamos que analizar varios factores aparte del consumo de combustible, como es la fabricación del conjunto de la carrocería y acabados del interior, el motor y la transmisión, y en el caso de los eléctricos, el inversor y las baterías de iones de litio. Esta última parte es la que todavía hoy acarrea el mayor impacto sobre el medio ambiente y todavía requiere de una optimización de procesos.
Para atajar estos problemas en su camino para reducir su huella de carbono, Volvo Cars ha optado por estrategias de economía circular, remanufactura de piezas y reducción de emisiones.
Objetivo: reducir el impacto medioambiental
Para cuantificar el monto de emisiones que un vehículo genera hay que tener en cuenta tres fases: la fase de producción que incluye los consumos de energía y materiales para la fabricación del vehículo; la fase operativa, que incluye la producción del combustible y su uso; y la fase de mantenimiento, que incluye toda la actividad requerida para mantener un vehículo seguro durante su vida útil. Por último, otro indicador que algunas fuentes incluyen es el del reciclado o eliminación del vehículo, que también puede ser optimizado para evitar emisiones innecesarias.
Volvo Cars ha identificado este problema: la electrificación de toda la flota de vehículos y otros compromisos relacionados con el producto final no es suficiente si no se toman medidas para mejorar los procesos. La compañía “hermana” Volvo Group ha iniciado una colaboración con SSAB, una compañía sueca especializada en procesar el acero como materia prima. Pues bien, Volvo Group podrá fabricar ahora vehículos industriales con un acero procesado por SSAB sin utilizar combustibles fósiles, lo que hará aún más sostenibles los vehículos de la compañía.
De la misma forma, en mayo del año pasado, conocimos la noticia de que Volvo Cars había logrado las metas necesarias para hacer que su planta principal de Torslanda sea la primera fábrica de automóviles de la compañía sin impacto sobre el clima. Además, sigue reduciendo su huella climática, con unos objetivos de mejora que entre 2020 y 2021 consiguieron un ahorro energético de 7.000 megavatios-hora (MWh), lo que consumen al año más de 450 hogares suecos.
El test definitivo de seguridad
En definitiva, Volvo Cars ha probado que para la compañía la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente es y será un objetivo principal. Es más, para Håkan Samuelsson, director ejecutivo de Volvo Cars, “la sostenibilidad es ahora tan importante como la seguridad“.
Estas declaraciones de Håkan Samuelsson se enmarcan dentro de la campaña “El test definitivo de seguridad” en el que Volvo Cars acepta nuevos retos para reducir su huella de carbono y afronta la lucha contra el cambio climático como el primer desafío para la seguridad de los seres humanos.
Hemos hablado sobre este nuevo reto de Volvo, al que quiere dar solución con medidas como la fabricación con un impacto climático neutro; maximizar la refabricación; minimizar los desperdicios en producción; una red de distribuidores alineada; y una obtención responsable del cobalto, presente en las baterías de los coches eléctricos.