¿Cómo funcionan los coches con pila de hidrógeno?
La tecnología de pila de combustible o, como se puede conocer popularmente, la pila de hidrógeno es una de las mejores alternativas a los combustibles fósiles que existen sobre el papel. Un “vehículo de hidrógeno” sería aquel que dispone de un depósito de hidrógeno (H2) almacenado a alta presión, que sirve para generar electricidad al disociarse cada molécula, en la “pila”, en dos iones positivos (H+) y dos electrones. Los iones se combinarán con oxígeno para dar lugar a moléculas de agua, el residuo que nos queda gracias a esta tecnología, y los electrones se utilizarán para alimentar el motor eléctrico del coche, complementando la energía almacenada en la batería del mismo.
Por tanto, un coche de pila de combustible es, en realidad, un coche eléctrico. Lo que sucede es que es un coche eléctrico de autonomía extendida gracias al depósito de hidrógeno, y a la reacción química que da como resultado agua por un lado, y electricidad por otro. Por simplificar, se puede leer en muchos sitios el término vehículo de hidrógeno, y así lo haremos aquí al hablar de su funcionamiento, y también al hacer la comparativa coche de hidrógeno frente coche eléctrico.
Las ventajas más claras de esta tecnología (la del hidrógeno) es que permite alcanzar autonomías relativamente cercanas a las que podría proporcionar un coche de gasolina o diésel. Esto es, 500 o 600 km (siendo optimistas), y escaparía un poco de lo que se conoce como el range anxiety, o la ansiedad por la autonomía, de los coches 100% eléctricos. La realidad es que la enorme ventaja de la autonomía extendida no puede hacer frente a la gran pega de los coches de pila de combustible: no hay donde repostar. A día de hoy, las hidrolineras (o hidrogeneras) no llegan a la decena en España, y para 2020 está previsto disponer de 20 para todo el territorio.
Esto es algo claramente insuficiente. Mientras tanto, la tecnología de los coches eléctricos continúa avanzando con pasos de gigante y cada vez existen más opciones, más autonomía, sistemas de carga más rápidos. En cuestiones de eficiencia energética, los coches eléctricos son más eficientes que los de pila de combustible (homologan menos cantidad de energía eléctrica para recorrer 100 km).
Además, los coches eléctricos tienen un precio inferior a los de pila de combustible, y a pesar de que la recarga es considerablemente más lenta, resulta más económica para el bolsillo doméstico, e incluso es posible disponer de una toma de recarga en el garaje de nuestra vivienda por un precio bastante accesible. En general, es mucho más sencillo dotar a las ciudades de puntos de recarga para coches eléctricos, que de hidrogeneras.
En relación con el repostaje, hay que anotar que el almacenaje del hidrógeno en el depósito debe ser a alta presión, unos 700 bares (que es aproximadamente unas 690 veces la presión atmosférica a nivel del mar). Esto significa una dificultad más para la existencia de hidrogeneras, ya que muchas de ellas no podrían alcanzar presiones de más de 300 bares, lo cual, en resumen, reduciría considerablemente la autonomía del coche.
Por si fuera poco, las opciones de coche electrificado son más amplias, y no nos deberíamos restringir tan solo a los 100% eléctricos, sino que ampliamos la gama de posibilidades a los coches híbridos, y a los híbridos enchufables. La apuesta por la electrificación es la apuesta ganadora mientras las posibilidades de los coches de pila de combustible no sean, tan solo, teóricas. Quizás si el número de estaciones de servicio de hidrógeno rivalizase con el de las electrolineras podríamos pensar en realizar la comparativa de nuevo, pero de momento el coche de hidrógeno parece más una apuesta de futuro sobre el papel.