¿Cuánto pesa la batería de un coche eléctrico?
Las baterías proporcionan energía al motor y otros componentes eléctricos y son el elemento más caro y pesado de un coche eléctrico. Ocupan un gran volumen y el peso varía mucho de unos modelos a otros. Cuanto más grande es el coche, más grande es la batería. Y a mayor capacidad, es decir, a más kWh, mayor será su peso. Además, por seguridad, suelen estar encerradas en cajas de metal o plástico, lo que añade más peso. Mientras que el peso de una batería oscila actualmente entre los 100 y los 600 kilos, el peso en total de la mayoría de los coches eléctricos varía entre los 1.500 kg y 2.000 kg. El peso influye en el consumo total de energía y la eficiencia del vehículo, así como en el precio: cuanto más pese, más incrementa el coste.
El peso de una batería depende también del tipo que sea. Las más extendidas actualmente, las de iones de litio, que ofrecen una vida útil de 10 años y autonomías de entre 300 y 500 km con una sola carga, pesan de media 500 kilos. Los coches eléctricos con baterías de entre 6 y 12,5 kWh suelen pesar entre 100 a 150 kg, mientras que los de 60 a 100 kWh entre 380 y 550 kg. Dentro de las baterías de litio existen diferentes composiciones químicas en el cátodo: níquel, manganeso y cobalto (NMC), níquel, cobalto y aluminio (NCA) y fosfato de litio (LFP). Estas últimas son las que más se están imponiendo actualmente porque mejoran la vida útil y son más seguras y económicas, aunque por su densidad más baja también ofrecen menos potencia y autonomía.
Las baterías de los coches eléctricos están ubicadas en una plataforma larga y plana debajo de los asientos, lo que proporciona estabilidad al vehículo porque el centro de gravedad se sitúa ahí. Como los coches híbridos (convencionales y enchufables) consumen energía mediante la combinación de electricidad y combustible, los modelos de esta categoría no necesitan una batería de gran tamaño.
Por lo grandes que son sus baterías, en general, los coches eléctricos, incluso los híbridos, pesan bastante más que los convencionales de gasolina o diésel: estos pesan de media menos de 1.400 kilos, frente a los 1.500-2.000 de los electrificados. Por ejemplo, el Volvo XC40 Recharge (eléctrico puro) pesa 2.030 kg y el XC40 aproximadamente unos 1.600 kg.
Mientras las ventas de los coches eléctricos no paran de crecer, los fabricantes llevan años intentado conseguir baterías más ligeras y eficientes. Investigan, por ejemplo, las de estado sólido que prometen duplicar la capacidad y disminuir considerablemente el volumen y el peso, entre otras ventajas. Con esta nueva tecnología basada en un electrolito sólido en vez de líquido, si se mantuviera el mismo tamaño de batería, aumentaría un 30% el rendimiento con respecto a las actuales, señalan algunos expertos.
En los últimos años, sustituir el cobalto ha sido una prioridad, ya que este metal es escaso y caro. Hoy, científicos de todo el mundo están experimentando con nuevos materiales para el desarrollo de baterías potentes y ligeras, por ejemplo, la fibra de carbono, así como con nuevas composiciones, entre ellas la de iones de sodio y la de litio-azufre (Li-S). Esta última podría quintuplicar la densidad, si bien todavía presenta algunos inconvenientes a superar, entre ellos cómo alargar su vida útil que es todavía muy limitada, señalan los investigadores.
Pese a los múltiples pasos avanzados en la investigación de la próxima generación de baterías, la búsqueda de alternativas más livianas, económicas, seguras y sostenibles que las actuales supone un gran desafío y todavía puede llevar décadas.