Europa supera los 900.000 puntos de carga eléctricos pero queda mucho camino hasta los objetivos de 2030
Según los datos de Eco-movement, una plataforma especializada en servicios relacionados con los datos de los puntos de recarga, y tal y como informa EV Markets Reports, Europa ya ha superado los 900.000 puntos de carga, una cifra significativa y que viene a decir que vamos en la dirección correcta hacia los objetivos climáticos de los próximos años. Sin embargo, esto es poco en comparación con los 8,8 millones de puntos de carga que serán necesarios hacia 2030.
Puntos de carga, una distribución desigual
Entre los tres países que concentran un altísimo porcentaje de puntos de carga encabeza la lista Países Bajos, con un 19,5%, seguido de Alemania con el 17,6% y Francia con el 13,8%. Comparativamente, Grecia, Polonia o Portugal están alrededor del 1%. España está en un puesto intermedio en la tabla, con alrededor del 4% de puntos de carga instalados en nuestras fronteras. Como puede verse, el reparto de la infraestructura de carga en el continente es muy desigual.
Como curiosidad, apuntar que las ciudades más agraciadas con una mejor infraestructura son, por este orden, Amsterdam, Londres y Róterdam .
¿Y cómo son estos puntos de carga? Los datos reflejan que el 63% de ellos son públicos, frente al 37% que es semipúblico, como en el caso de hoteles, restaurantes y comercios que ofrecen la recarga pero «sólo para clientes».
¿Cómo alcanzar los objetivos para 2030?
Con la tecnología Vehicle-to-Grid se establece una especie de «interacción bidireccional» entre los vehículos eléctricos y la red eléctrica. Los coches no solo pueden recargarse con la energía de la red, sino también «devolver» o descargar parte de la energía almacenada en sus baterías de nuevo a la red cuando sea necesario. Un ejemplo sería un coche que envía energía de su batería a la vivienda por la noche, cuando puede resultar necesaria para mantener ciertos electrodomésticos funcionando, y que al día siguiente se recarga utilizando energía solar. En cierto modo, puede entenderse como que habrá coches que actúen como baterías para almacenar lo que le sobre a la vivienda y luego repongan esa energía cuando no haya energía solar disponible.
Otros aspecto a mejorar sería el de los incentivos económicos, en forma de subsidios, incentivos fiscales y políticas públicas que promuevan la adopción de los vehículos eléctricos y la construcción de las infraestructuras necesarias. Además de eso también ayudaría el desarrollo de las soluciones de carga rápida (DC y HPC), especialmente en áreas de mucho tráfico, para reducir el tiempo de carga y hacer la experiencia de uso más cómoda para los usuarios.
Arreglar las desigualdades en la distribución, un aspecto clave
Del mismo modo, los países con un desarrollo interno desigual podrían buscar igualar la distribución de puntos de carga entre las áreas rurales menos atendidas y las grandes ciudades con más puntos de carga. Si Europa quiere mantenerse entre las regiones del planeta con una mejor movilidad eléctrica debe seguir invirtiendo en infraestructuras y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a puntos de carga públicos, cercanos y adecuados a sus necesidades.
Foto | (CC) Possessed Photography @ Unsplash; Punto de recarga (CC) Alvy; V2G FastCharger (CC) Wikimedia