Por qué los intermitentes hacen ese ruidito tan característico

Tic. Tac. Tic. Tac. El sonido de los intermitentes es tan familiar como confortable. Nos permite saber si están activados o no, señal auditiva de que nos preparamos para hacer una maniobra, pero… ¿No resulta un tanto extraño? El aviso sonoro es para el propio conductor, no para el resto de vehículos. Y excepto el claxon ningún otro control del coche tiene este tipo de respuesta sonora: resultaría un poco raro si al girar el volante se oyera una melodía o sonaran notas al cambiar de marchas.

¿Por qué suenan los intermitentes? La respuesta es sencilla: en los antiguos tiempos sonaban debido a las piezas que los hacían funcionar. Hoy en día, en el que todos los indicadores se controlan electrónicamente, no sería necesario ese sonido, pero por costumbre y familiaridad todos los coches incorporan también el sonido –a veces simulado mecánicamente, a veces incluso digitalizado a través de los altavoces del coche.

Tal y como cuentan en Jalopnik los componentes electrónicos que se usaban antiguamente eran relés mecánicos, que activados por electroimanes inducían el contacto para dejar pasar la corriente moviendo unos pequeños interruptores. De ahí el famoso tic, tac, tic tac. La temporización correcta la llevaba un dispositivo térmico que se expandía y contraía (que, por cierto, según la ley tiene que estar entre 60 y 120 pulsaciones por minuto).

Los interruptores se empezaron a usar hacia 1920, pero hasta 1950 no fueron obligatorios, aunque sus ventajas para la prevención de accidentes hoy nos resulten obvias. Originalmente tenían forma de flecha –hoy en día, por suerte, resultan un poco más estéticos y discretos.

Hay quien tiene la mala costumbre de no usar los intermitentes, como si hacerlos parpadear fuera a desgastarlos o algo así. Por si a alguien le sirve el dato, hay quien calculó cuánto cuesta usar los intermitentes teniendo en cuenta la frecuencia normal de uso, el coste de la gasolina y la eficiencia del alternador. El dato: 20 céntimos de euros al año. Así que mala excusa es esa.

Más caro que esos 20 céntimos resultarían sin duda las multas por no utilizar los intermitentes. Hay quien cree que no se puede recibir una multa por un concepto que es “opcional”, pero es que de opcional no tiene nada: por un lado, es obligatorio señalizar las maniobras con señales ópticas (sea con los intermitentes o “a mano”); por otro, no señalizar con suficiente antelación también puede ser motivo de multa. Así que si a todas estas razones sumamos que es un método excelente para evitar accidentes mejor hacer sonar ese tic, tac, tic, tac activando el intermitente tan pronto sea razonablemente posible.

Fotos | (CC) Philip Ray @ Flickr

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