La nueva batería de estado sólido de la NASA que podría revolucionar los transportes
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los vehículos eléctricos para superar a la gasolina y otros combustibles fósiles es conseguir una densidad energética suficiente como para ser comparables para mover de forma suficiente y durante largo tiempo aviones, taxis voladores, camiones, coches y otros vehículos. Pero al desarrollar nuevas baterías para almacenar energía hay que cuidar especialmente dos factores: la seguridad de los pasajeros y el medio ambiente.
La densidad de energía se refiere a la cantidad de energía almacenada en un determinado volumen o masa de un material. Esa densidad varía mucho de unos materiales a otros y es la razón por la que según para qué se vaya a usar –largo tiempo, impulso rápido, descarga constante– se prefieran de un tipo u otro; por eso existe tanta variedad de baterías a nuestro alrededor.
Doble densidad, dobles ventajas
El prototipo desarrollado por la NASA entra dentro de un programa llamado SABERS (Solid-state Architecture Batteries for Enhanced Rechargeability and Safety; «Baterías con arquitectura de estado sólido para mayor recargabilidad y seguridad») y emplea capas de sulfuro-selenio, grafito y unos separadores especiales para darle su forma definitiva. Entre otras ventajas, estas nuevas baterías:
- Tienen una mayor densidad de energía
- No contienen líquidos
- Son más seguras al no ser inflamables
- Descargan energía diez veces más rápido
- Son un 40% más ligeras y además apilables
- Resisten temperaturas el doble de altas
- Soportan mejor los cambios de presión (debidos a la altitud)
Como puede verse son muchos los factores mejorados respecto a las baterías convencionales, además del factor de la seguridad.
Una batería más allá de la mera densidad
Respecto a lo primero, las nuevas baterías son más seguras al no contener líquidos, además de que soportan mejor el calor y, por tanto, son menos propensas a sufrir incidentes. Esto es especialmente importante en los vehículos voladores, donde la normativa es más estricta, cualquier incidente puede causar un desastre. Respecto a lo segundo, se han asegurado de que los materiales usados, como el selenio y el grafito puedan ser reutilizados en otros productos cuando han terminado su vida útil.
Aunque están diseñadas inicialmente para «taxis voladores» y aviones, con sus especiales requerimientos de potencia y descarga rápida (incluyendo soportar mejor el calentamiento que esto produce), estas baterías podrían naturalmente tener otras aplicaciones. Debido a su novedad no serían al principio precisamente baratas, pero teniendo en cuenta el previsible despliegue de pequeñas flotas de aerotaxis y que la aviación está cada vez más interesada en este tipo de soluciones, más respetuosas por el medio ambiente, todo es cuestión de estudiar su viabilidad a más gran escala y estudiar hasta dónde pueden llegar en cuanto a capacidad y costes de fabricación.