¿Qué es el vulcanol? ¿Es una alternativa real a la gasolina?

El vulcanol es un combustible basado en el metanol que debe su nombre al lugar del que se extrae: los volcanes. Más concretamente, de la actividad geotérmica islandesa. La empresa Carbon Recycling International (participada por Geely, la multinacional china y matriz de Volvo Cars) es la encargada de extraer este combustible alternativo en la planta de Svartsengi, en Islandia, de donde esperan obtener unas 4.000 toneladas actuales. ¿Podría ser una alternativa a los combustibles fósiles tradicionales?

Islandia es el lugar perfecto para plantearse la creación de combustibles sintéticos. Por toda la isla se combinan los glaciares y la actividad volcánica, llegando a la docena de volcanes activos, pozos de aguas termales y géiseres. La actividad geotérmica en la zona es importante, y como muestra está el 85% de hogares islandeses cuya calefacción procede de dicha actividad. La actividad volcánica está muy ligada a las emisiones de dióxido de carbono, y ahí es donde entra CRI y su tecnología.

Hay que decir que la diferencia entre estos combustibles sintéticos y los carburantes tradicionales es que los segundos derivan directamente del petróleo, como la gasolina o el propano, y están formados por cadenas de hidrocarburos de diferentes longitudes. Los sintéticos también son hidrocarburos, pero no derivan del petróleo sino que se elaboran a partir de otras fuentes de hidrógeno y oxígeno. Capturando CO2 de la actividad volcánica (o de las centrales térmicas, por ejemplo) sería un gran punto de partida parta obtener la materia prima necesaria, además de reducir en la misma medida las emisiones contaminantes hacia la atmósfera.

Algunas aplicaciones del reciclaje de CO2.

Puede parecer exótico emplear volcanes como fuente de materia prima, pero en realidad no solo es inteligente, sino medioambientalmente más beneficioso que cualquier otra forma. Al utilizar el dióxido de carbono proveniente de una central geotérmica que bebe de un volcán activo o de cualquier otra fuente termal, el dióxido de carbono estará menos contaminado por otros gases y materiales (lo que simplifica el proceso), y además, la propia energía del volcán ayudará a la reacción química, combinando el CO2 con el hidrógeno que se obtiene por electrólisis, resultando en metanol.

Sin profundizar más en los detalles, esto son buenas noticias para la tecnología bifuel (GLP, GNC, bioetanol…). En primer lugar, gracias a que es un combustible sintético que no presenta impurezas como el azufre (algo que sí sufren los carburantes directamente derivados del petróleo), su nivel de emisiones contaminantes es considerablemente menor. De hecho, en las pruebas que se realizan en Islandia con seis berlinas bifuel se ha medido un nivel de emisiones de CO2 un 70% más bajo que sus hermanos de diésel o gasolina.

Además, dado que en el proceso de obtención del vulcanol se está empleando CO2 que de otra forma se emitiría a la atmósfera, el cómputo total de este gas es mucho menor del que se emplea en la obtención de cualquier otro combustible (por decirlo así, se recicla el CO2 ya existente).

En el otro lado de la balanza, el coste de producción es alto por el momento y no sería una alternativa a la gasolina a nivel global. Es de suponer que si la demanda crece y la producción aumenta, dichos costes se reducirían como sucede en tantos otros casos de manufactura y sí podría llegar a ser competitivo (además de que se vería gravado por menos impuestos).

Además, el hecho de ser utilizados en coches con tecnología bifuel tiene una explicación muy sencilla (y más en el caso de Islandia): en condiciones de baja temperatura se necesita un combustible con mayor poder calorífico, y de ahí que se utilice gasolina en el momento del encendido y arranque. Cuando el motor entra en temperatura, el sistema conmutará a vulcanol para seguir funcionando con normalidad, y con muchas menos emisiones contaminantes.

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