Unos investigadores del MIT (Instituto de Tecnología de Massachussets) han creado una fina película de material fotovoltaico «orgánico» en forma de módulos ultrafinos que no solo es flexible como el papel, sino cien veces más ligera que las células fotovoltaicas convencionales. Entre sus aplicaciones estarían la instalación en los tejados de cualquier tipo de vivienda, edificio empresarial o estructura de otro tipo y, gracias a su flexibilidad, podría incluso usarse en otros entornos como tiendas de campaña, vehículos, barcos de vela o drones.
Miniaturización y ligereza
El material del que está construida esta nueva generación de paneles ultrafinos se denomina material fotovoltaico orgánico (OPV, organic photovoltaic) y combina hilos de diversos componentes que se entrelazan por capas a escalas nanométrica o micrométrica, dibujados con un láser. El resultado de esa «impresión» son pequeños módulos con unos finísimos hilos de 13 mm de ancho que contienen 10 mm de «tiras» activas para captar la energía solar y 3 mm de interconexiones.
La forma en que están interconectados esos módulos permite enrollar el material en cilindros hasta 500 veces, manteniendo el 90% de la conversión de energía original. Esto es importante en instalaciones en las que en vez de mantenerse fijos deban plegarse y desplegarse ocasionalmente.
El resultado son panales sumamente ligeros en comparación con los de las células fotovoltaicas actuales. Según han calculado los científicos, si se comercializara de forma industrial podría producir hasta unas 18 veces más energía por kilogramo que los que se usan hoy en día.
Amplia capacidad para nuevos usos
La principal ventaja que proporcionaría este material OPV es la posibilidad de convertir cualquier superficie en fotovoltaica. Según sus creadores, si pudiera comercializarse tal como lo han diseñado sería como «comprar una gran alfombra de células solares y simplemente desenrollarla sobre cualquier superficie». El hecho de que sea tan ligero facilitaría instalarlo en tejados que no admiten mucho peso, lo que es un problema para los paneles actuales de vidrio en muchas viviendas.
Otro aspecto interesante es que el proceso industrial por el que pasan estos paneles separa la parte de fabricación del material fotovoltaico de la integración de los módulos, que podría hacerse en otro lugar, ganando así en flexibilidad. Tras haber demostrado con los primeros prototipos que la tecnología funciona ahora queda por confirmar si podría fabricarse de forma industrial resultando económicamente viable a gran escala.
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