Una transmisión automática es una caja de cambios que se encarga por sí misma de cambiar la relación de cambio a medida que el vehículo se mueve. De esta manera, el conductor no ha de cambiar de marcha de forma manual y la conducción se hace, por así decirlo, más sencilla. Este tipo de cajas de cambios tienen sus ventajas y desventajas, como analizamos en otro artículo.
La caja de cambios automática suele incluir una transmisión, un eje y un diferencial en un conjunto integrado, por lo que técnicamente se convierte en un transeje. Existen diferentes tipos de transmisión automática, siendo la más común la hidráulica (como es el caso de las transmisiones de los Volvo Cars), que utiliza un juego de engranajes planetarios, controles hidráulicos y un convertidor de par; también tenemos las transmisiones variables continuas (CVT), las transmisiones manuales automatizadas (AMT) y las transmisiones de doble embrague (DCT).
Diferencias entre transmisión automática y manual
Un vehículo con transmisión automática circula a la marcha adecuada con respecto a la velocidad y las condiciones de la carretera. Entre los beneficios de la transmisión automática podemos destacar los siguientes:
- Es más sencilla de manejar para personas con poca experiencia. Un vehículo de transmisión automática permite al conductor concentrarse en el manejo del volante y los pedales de aceleración y frenado, sin tener que estar pendiente de la marcha más adecuada para su situación. Mantener ambas manos en el volante es un plus de este tipo de caja de cambios que aporta seguridad.
- Facilita la vida y el confort en condiciones de tráfico lento, atascos y embotellamientos.
- En entornos urbanos son mucho más agradables de conducir, por la misma razón que en el punto anterior. Al tener que arrancar, frenar y reemprender la marcha con frecuencia, una caja automática reduce la fatiga del conductor y hace más placentera la experiencia.
- Es mejor para manejar en zonas montañosas. Si bien manejar carros de transmisión automática en terrenos montañosos puede no parecer tan divertido, la verdad es que facilitan el recorrido porque no hay que adivinar a cuál marcha debes cambiar.
Siempre se puede poner alguna pega, y las desventajas más tradicionales de una transmisión automática se resumían en una aparente menor eficiencia de consumo de combustible o el precio inicial, así como su mantenimiento. No se puede generalizar, dado que existen muchos tipos de cajas automáticas, y lo cierto es que, en el caso de las cajas de cambio automático de doble embrague y continuamente variables, puede conseguirse mayor eficiencia que en las cajas manuales, siendo habitual que incluso consuman ligeramente menos.
El mantenimiento de la transmisión automática depende, de nuevo, del tipo que sea. En una caja de cambios automática de convertidor hidráulico de par será necesario sustituir el aceite de transmisión periódicamente, aunque en nuestros modelos Volvo Cars Recharge, en condiciones de conducción normales, no se necesitará cambiar el aceite de la transmisión durante toda la vida útil de la caja de cambios. Por otro lado, para equilibrar la balanza, no será necesario cambiar discos de embrague desgastados.
En el otro lado, las cajas manuales son consideradas como facilitadoras de una conducción más divertida, capaces de dotar al conductor de un mayor control sobre la conducción y las prestaciones del vehículo y, también, presumen de ser mucho más eficientes en combustible. La realidad es que todas estas afirmaciones son muy subjetivas, dependen mucho de con qué caja automática la comparemos, y sobre todo, dependen de la habilidad del conductor. La realidad también es que, si esa habilidad no es demasiado alta, el riesgo de dañar el embrague aumenta, y no siempre se puede consumir menos combustible. En el menor de los casos hablamos de décimas de litro cada cien kilómetros…
Cómo funciona la transmisión automática
Hablaremos del tipo más común de transmisión automática, que es la que utiliza energía hidráulica para el cambio de marcha. Este dispositivo combina un convertidor de par o de acoplamiento de fluido con diferentes engranajes, proporcionando así la relación de cambio deseada para el vehículo. El convertidor de par conecta el motor a la transmisión y utiliza fluido a presión para transferir la potencia a los engranajes. Esto sustituye al embrague manual de fricción y permite que el vehículo se detenga por completo sin calarse.
Cuando el motor transmite potencia a la bomba del convertidor de par, esta mueve el líquido de transmisión para accionar la turbina del convertidor, que aumenta la potencia del fluido y transmite todavía más potencia a la turbina, que crea un vórtice de rotación que hace girar la turbina y el eje central acoplado. Esa potencia se transmite desde el eje al primer engranaje planetario de la transmisión.
El control hidráulico permite cambiar la velocidad en función de la del vehículo, las revoluciones de los neumáticos y otros factores. Cuando el motor no está en marcha, la transmisión no tiene la presión de aceite necesaria para funcionar y, por lo tanto, el vehículo no puede arrancar por empuje. El tren de engranajes planetario es un sistema mecánico en el que los engranajes están conectados con un conjunto de bandas y embragues. Cuando el conductor acelera o reduce la marcha del vehículo, las bandas mantienen inmóvil un engranaje mientras giran otro para transmitir el par del motor y aumentar o reducir las marchas.
La disposición de las marchas determina cuánta potencia fluirá de una marcha a otra y al tren de transmisión del vehículo cuando cambia la velocidad. Te dejamos con unos consejos para aprovechar la conducción automática que, seguro, te van a servir de mucho.
