Durante varios meses del año pasado un buque de la empresa Cargill, especializada en el transporte de productos agrícolas y en el comercio e investigación en los sectores del petróleo, gas y los biocombustibles, viajó por los océanos para probar su sistema de propulsión asistido por el viento, el cual consiste en unas grandes velas rígidas que asisten a los motores del barco. Es uno de los proyectos financiados por el programa Horizon 2020 de la Unión Europea.
El resultado de este primer viaje de pruebas se ha dado a conocer ahora y es muy prometedor: durante seis meses, un buque de unas 80.000 toneladas ha podido ahorrar hasta 3 toneladas de combustible al día. No está nada mal y demuestra cómo la combinación de diversas tecnologías puede ayudar a la descarbonización de los transportes, haciendo este tipo de viajes más sostenibles, eficientes y baratos.
Un buque renovado con velas a medida
En la industria del transporte marítimo, al igual que en la automovilística, muchas veces la clave está en combinar el trabajo de diversas empresas especializadas, capaces de innovar lo suficiente como para que la diferencia frente a lo ya conocido merezca la pena. Cargill encargó a la empresa británica BAR Technologies que «inventara» unas velas para ayuda en la propulsión de sus buques mercantes.
El resultado son las velas WindWings. Fabricadas por MC Shipping a partir de los diseños de BAR, se probaron renovando un viejo carguero, el Kamsarmax. Se hizo así porque parte de la idea es que estas tecnologías puedan renovar viejas flotas dándoles una nueva vida. Esto ahorraría a las grandes navieras ingentes cantidades al evitar tener que construir nuevos buques para tareas que los ya existentes pueden llevar a cabo.
Velas de alta tecnología
Las WindWings son velas de 37,5 metros de altura que tienen una estructura rígida. Tienen dos «alerones» de 5 metros que, al igual que en algunos automóviles o en los aviones, se expanden y aumentan o modifican la forma de su superficie. Estos alerones pueden controlarse manual o automáticamente según sople el viento.
Cuando los vientos marítimos son favorables las velas se pueden fijar y maniobrar para ayudar en la propulsión a los motores del barco. Cuando no pueden aportar nada, o cuando los vientos son peligrosos, se pueden plegar sobre la cubierta del buque, quedando en horizontal perfectamente protegidas. Son en cierto modo como las tradicionales velas de tela o las velas inflables, pero fijas y robustas.
Ahorros significativos
El Pyxis Ocean, nombre renovado del carguero, recorrió el Océano Índico, el Pacífico, el Atlántico Norte y Sur y atravesó tanto el Cabo de Hornos como el de Buena Esperanza, en un largo viaje de más de seis meses. La cuestión era comprobar si esta tecnología era práctica a lo largo del tiempo, en condiciones meteorológicas cambiantes y en viajes en condiciones reales. Se trataba de medir el ahorro que suponía el nuevo equipamiento respecto a los datos que ya se conocían.
Los datos coincidieron con las predicciones de los ingenieros de Cargill y BAR. El Pyxis Ocean tuvo un rendimiento consistente y predecible con un ahorro de 3 toneladas de combustible diario, una cantidad considerable, con un pico un día de condiciones óptimas de 11 toneladas. Un barco de este tipo puede consumir a velocidades «económicas» entre 20 y 30 toneladas por día, de modo que ese promedio sería un ahorro de un 10 por ciento más o menos.
Tanto o más importantes son los ahorros en emisiones de CO2 que esto supone: ni más ni menos que 4,6 toneladas de CO2 por vela y por día. Eso quiere decir que a lo largo de esos 6 meses el Pyxis emitió casi 1.000 toneladas menos de CO2 de lo que habría hecho un buque del mismo tipo en el mismo viaje.
Un futuro prometedor
Los organismos internacionales buscan ahorros en las emisiones contaminantes de entre un 5% y un 10% para 2030, así que en este caso parece que la propulsión mediante el uso de velas podría ayudar bastante a lograrlo, incluso en buques antiguos que podrían renovarse con la nueva tecnología. La vida de estas velas se calcula en unos 20 años.
Los ingenieros no dejan de trabajar, y creen que podrían mejorar los diseños con bastante margen, además de añadir más velas en algunos buques. Ideas que pueden probarse y luego ponerse en práctica con un ahorro directo y palpable.
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