Los camiones con pila de hidrógeno sin emisiones contaminantes siguen progresando
Del mismo modo que la industria automovilística lleva tiempo desarrollando la tecnología de hidrógeno para automóviles y otro tipo de vehículos (como la maquinaria pesada industrial), también le ha llegado el turno a los más grandes de la carretera, como es el caso de los camiones articulados. La idea es que esta nueva generación de vehículos mantenga sus principales características más importantes, como son la capacidad de carga y la autonomía de los diésel (hasta 1.000 km), pero con las ventajas de la pila de hidrógeno: una energía libre de emisiones contaminantes dado que sólo emite vapor de agua.
Volvo ya ha comenzado a realizar pruebas piloto con este tipo de vehículos en circuitos cerrados; se espera que en unos años circulen por carreteras convencionales en pruebas y que hacia 2025 lleguen a los primeros clientes.
Los vehículos con pilas de combustible de hidrógeno son básicamente eléctricos. Esa electricidad se genera en el momento en que se necesita a partir de hidrógeno almacenado a alta presión. El proceso genera tanto electricidad útil para mover el motor como agua en forma de producto sobrante. El vapor de agua se puede expulsar al aire sin problemas –es tan poco contaminante como una nube– y de paso se puede aprovechar el calor generado para el sistema de calefacción de la cabina.
El tiempo de pruebas y desarrollo se aprovechará para esperar al despliegue de más hidrolineras: puntos de recarga similares a las gasolineras pero para las pilas de hidrógeno. Una ventaja respecto a las baterías de los coches eléctricos convencionales es que las dos pilas de un camión se pueden recargar en tan sólo 15 minutos; casi tan rápido como llenar un depósito de diésel de alta capacidad. Gracias a su gran autonomía estos camiones podrían incluso atravesar países europeos completos sin tener que repostar.