Las carreteras con nieve y hielo tienen un indudable atractivo, pero también ciertos peligros que no siempre son fáciles de evitar. Con intención de garantizar la seguridad con un pavimento en buenas condiciones al que no afecten la nieve y en especial el hielo, un proyecto llamado Snowless (literalmente: “sin nieve“) ha conseguido financiación de la Unión Europea para desarrollar en los próximos años un innovador sistema de carreteras con calefacción que impida que se pueda formar hielo sobre ellas.
El proyecto pretende dar con una solución que resuelva varios problemas a la vez: mejorar el tráfico y garantizar la seguridad de los peatones (que cuando hay nieve y hielo sufren más caídas y roturas de huesos por accidentes). Todo esto evitando los métodos convencionales, como arrojar sal para evitar la formación de hielo, que aunque resulta práctico resulta también un tanto lento y contaminante para el medio ambiente, además de no precisamente conveniente para evitar la corrosión en los vehículos.
El invento detrás de Snowless son unas tiras metálicas deformables relativamente pequeñas y ligeras que van integradas en el propio pavimento. Sirve para dos cosas: primero para recibir información de la temperatura a la que está el pavimento y después para activar el sistema calefactor sólo en las zonas que lo requieran (donde se pueda formar hielo o para eliminarlo si ya se ha formado) con un gasto mínimo de energía. La ventaja de este sistema es que proporciona una respuesta rápida: a los 15 minutos de detectarse la bajada de temperatura y la formación de hielo la calefacción ya está funcionando.
El coste de Snowless se calcula en unos 1,20 euros por metro cuadrado, pero hay que tener en cuenta que no siempre es necesario en toda la superficie de la carretera, sino solo en ciertos tramos. Se pueden hacer números para calcular si resulta rentable en autopistas o carreteras concretas, o si compensa su instalación respecto a los beneficios que conlleve: quizá sea práctico en lugares de mucho tráfico, aparcamientos o incluso pistas de aeropuertos, pero no tanto en carreteras poco frecuentadas o regiones donde la temperatura a lo largo del año no suponga este tipo de problemas. Los mercados a los que va dirigido Snowless son en principio los países nórdicos, Canadá, Estados Unidos, el norte de Europa y las regiones con zonas montañosas; hasta el momento se ha probado con éxito en aparcamientos, pero la idea es poder hacer pruebas a mayor escala.
Foto | NY426 North Sign (CC) FormulaOne @ Flickr