Cuando se produce un accidente de coche puede que no exista ninguna prueba que confirme quién ha sido el causante. Las cámaras de videovigilancia para el coche, también conocidas como dashcams, están en auge por ser útiles para saber todo lo que sucede delante del vehículo. En España su instalación es legal, pero su uso presenta limitaciones.
Legislación sobre el uso de cámaras de vigilancia en vehículos
Según la Dirección General de Tráfico (DGT), es posible utilizar una cámara de vídeo en el coche siempre que no obstaculice la visibilidad ni se manipule durante la marcha. Así que si quieres montar una deberás situarla en el salpicadero o en el parabrisas junto al espejo retrovisor. Cuando la instalas en un lugar que impide la visión te expones a una multa de 80 euros. Y si manipulas el dispositivo cuando conduces te pueden multar hasta con 200 euros y la pérdida de tres puntos del carnet de conducir.
En España no existe una normativa específica que regule el uso de las videocámaras para seguridad en el coche. Sin embargo, su utilización se rige por lo que prevén en el Reglamento General de Circulación y la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD). Por esta última, no es posible grabar de forma continua con la cámara, ya que esto se considera una acción de videovigilancia de la vía pública. De ahí que muchas de las cámaras solo graben de forma puntual cuando detectan algún movimiento brusco. Además, siempre deben enfocar a la parte frontal o al interior del vehículo. “Como regla general, la captación de imágenes con fines de seguridad de la vía pública debe realizarse por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”, explica la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en la Guía sobre el uso de videocámaras para seguridad y otras finalidades.
¿Las imágenes son válidas como prueba en un juicio?
Una vez tomadas las imágenes, solo podrás utilizarlas en el ámbito privado, nunca publicarlas en redes sociales ni ninguna otra plataforma sin el consentimiento expreso de los que aparecen en ellas, según lo previsto en la LOPD. Es más, si difundes rostros de peatones y los números de las matrículas de otros vehículos te arriesgas a ser sancionado con multas de hasta 300.000 euros, en cumplimiento de la normativa de protección de datos. Para compartirlas públicamente, es necesario difuminar los rostros y las matrículas para cumplir con las leyes de privacidad.
Si la dashcam graba en un accidente y las imágenes muestran que tú no eres el culpable, podrías presentarlas como prueba en un juicio. Aunque no tiene por qué: la decisión final de si las imágenes valen como prueba va a depender de lo que determine un juez.
Tips para elegir una cámara de videovigilancia o dashcam
Dada la utilidad de estos dispositivos y el interés creciente por parte de los usuarios, en el mercado encuentras un sinfín de modelos para elegir. Independientemente de si graba solo por el frontal o también por la parte trasera, es importante que te fijes en estas características técnicas:
- Resolución (calidad de imagen): cuanta más mejor, porque así se verán más nítidas y claras las imágenes. Un mínimo de 1080p (Full HD).
- Ángulo de visión: cuanto más amplio, más parte de la carretera y los alrededores podrás capturar. Busca una cámara con al menos un campo de visión de 120 grados.
- Velocidad de fotogramas: cuanto mayor sea, más fluida será la experiencia de visualización. Al menos debe disponer de 30 fotogramas por segundo (fps).
- Memoria interna: cuanta más capacidad tenga la tarjeta para almacenar imágenes, más vídeos podrás guardar. Y si integra la función de grabación en bucle todavía mejor porque con ella, aunque se llene la memoria, seguirá la grabación (eliminando los más antiguos).
Además de estas básicas, y siempre teniendo en cuenta tus necesidades, considera funciones muy valiosas como visión nocturna, conectividad wifi para transferir fácilmente los vídeos al teléfono u otro dispositivo, y GPS, el cual permite conocer la ubicación y la velocidad, factores útiles en caso de incidente.