Cualquier lector que siga la actualidad automovilística relacionada con el vehículo eléctrico y la sostenibilidad, ya sabrá que Volvo Cars tiene dos fechas importantes en su horizonte. Una más cercana, en 2030, año en el que todo el catálogo de la marca va a ser 100% eléctrico. Y otra, más a largo plazo, 2040, en la que se espera lograr la neutralidad de carbono, también conocida como cero neto.
Es inevitable establecer un paralelismo entre Volvo, una de las marcas suecas por excelencia, y la capital del país, Estocolmo, que ha fijado el año 2040 para culminar su estrategia para una ciudad libre de combustibles fósiles.
La ciudad sueca tiene una larga trayectoria como ciudad respetuosa con el medioambiente. Ya en 1976, cuando en otros lugares era impensable, había puesto en marcha un primer programa ambiental. En 2010 fue la primera ciudad europea reconocida como capital verde, y en el último índice de las ciudades más sostenibles del mundo ocupó el segundo lugar, superada solo por Londres.
En la web del Ayuntamiento de Estocolmo se puede descargar un documento (es un PDF de 48 páginas) con todas las directrices de la estrategia. Partiendo de unas emisiones de 2,7 toneladas de CO2e por persona, dato del 2014, se espera llegar a 2040 con un uso residual de la energía de origen fósil, lo que implicaría emisiones de 0,4 toneladas de CO2e por persona.
Obviamente habrá ámbitos en los que las autoridades municipales, y las empresas y los ciudadanos, tengan más capacidad de actuación, en ellos se va a incidir en el corto y medio plazo. Están trabajando con iniciativas concretas desde el año 2017, y así, por ejemplo, en el año 2020 ya se desterró por completo el uso del carbón para proporcionar calor, y agua caliente, a la ciudad. En su lugar se están utilizando combustibles 100% renovables.
Otro campo de trabajo es la movilidad urbana. Históricamente siempre ha sido una ciudad que ha dado prioridad al transporte público y de suministros, y a la movilidad de peatones y bicicletas. Fueron la primera ciudad del mundo, en 1995, en poner en marcha una zona de bajas emisiones en el centro de la ciudad. Y los segundos, en 2007, en implantar un peaje de congestión. Para el año 2040 el objetivo es que esté prohibida la venta de combustibles fósiles.
En estos objetivos Volvo y Estocolmo se dan la mano, ya que es muy factible que para esa fecha la gran mayoría de los vehículos de la ciudad sean eléctricos.
