Facebook lleva años investigando en sus laboratorios con nuevas formas para que las personas puedan interactuar no sólo con los ordenadores y los teléfonos móviles, sino con todo tipo de dispositivos. Ahora el equipo de los Facebook Reality Labs ha publicado una serie de artículos y vídeos donde se muestran algunas de esas ideas, prototipos y conceptos en los que trabajan. Y aunque algunos parecen salidos de un videojuego lo cierto es que pueden servir para entender cómo podría ser nuestra interacción con los objetos cotidianos, ya sea en casa, en el coche o en el centro de estudios o la oficina en el futuro.
La idea principal es que la persona vaya equipada con unas gafas de realidad aumentada discretas a la par que elegantes, una especie de versión reducida de las que hay en el mercado ahora mismo. Este sería el primer paso para evitar tener que interactuar con el ordenador o el teléfono: simplemente levantando la vista el mundo se transformaría en una combinación de realidad y objetos virtuales con interesantes posibilidades: una realidad aumentada.
Con esta realidad aumentada como plataforma principal, todo sucedería allí: desde ver y leer información a compartirla con otras personas o interactuar con ella. También apuntan a que esa plataforma debería ser contextual. A diferencia de un ratón o un teclado para manejar un ordenador, que siempre están en la misma «situación», las gafas podrían saber si estamos en la calle, en casa o en la oficina y usarse mientras la persona va caminando, conduciendo o atiende a una reunión. Además, necesariamente, deben tener una «interfaz de baja fricción», dando con esto a entender que debería funcionar sin que apenas lo notemos o tengamos que realizar acciones para que algo suceda, por ejemplo, que aparezcan ciertos tipos de información al estar cerca de ciertos objetos.
Una de las formas de interacción que están resultando más prometedora para Facebook es la electromiografía. Es una forma de registrar la actividad eléctrica producida por los músculos esqueléticos. El dispositivo para captar estas señales puede ser una pulsera, que registre los movimientos de los brazos, manos y dedos con precisión; si se hace adecuadamente esto significa poder detectar movimientos en los dedos con precisión de tan solo un milímetro. Algo que podría ser suficiente no sólo para pulsar botones de encender y apagar, quizá también para escribir sobre un teclado completamente virtual.
Dicen los expertos que estos dispositivos resultan un tanto extraños al principio: básicamente detectan la señal del cerebro diciéndole a los dedos «muévete hacia arriba, muévete hacia abajo». Gracias a esto se pueden procesar las señales y hacer que los objetos virtuales respondan sin necesidad de que el movimiento se realice completamente, algo que califican sin tapujos como una especie de superpoder. Si además se combinan con algo de retroalimentación háptica, como la vibración de los móviles, el resultado puede ser bastante espectacular. En el vídeo puede verse cómo sería un lanzamiento de una flecha con un arco virtual mediante un par de pulseras de este tipo, algo visualmente muy glamouroso y futurista.
Pero aunque el vídeo de Facebook parezca de ciencia-ficción y esté lleno de advertencias del tipo «esto no es un producto real» lo importante son los conceptos subyacentes, que sí que se están probando en los laboratorios de forma individual. Esas interfaces existen, las gafas son así de potentes y realistas y las interacciones mostradas pueden llevarse a cabo, aunque sea en condiciones de laboratorio. Sólo queda combinarlo todo y llegar a fabricar dispositivos elegantes, fiables y a un precio aceptable para el mercado de consumo.
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