Al igual que evolucionan los coches, también evolucionan las pruebas de seguridad que hay que realizar con ellos para asegurarse de que son adecuadas para la conducción en el mundo actual: varían los tipos de vehículos que circulan por las carreteras, la forma en que se conduce y también los sistemas automáticos, como son los limitadores de velocidad, el control de crucero y la conducción autónoma en sus diversas encarnaciones.
Este curioso “vehículo robótico” llamado Global Vehicle Target, que puede verse en el simpático y educativo vídeo del divulgador científico Tom Scott, es un invento de relativa baja tecnología que fue seleccionado para formar parte de las pruebas del Euro NCAP –el programa europeo de evaluación en temas de seguridad para nuevos vehículos– donde Volvo sigue obteniendo las mejores clasificaciones.
El coche es tan simple como ingenioso: fabricado con grandes piezas de espuma “blandita” se puede montar en unos 15 minutos siguiendo las indicaciones impresas y utilizando tiras de velcro. Una vez montada la estructura básica se cubre con una lona de vinilo “fotorrealista” que simula el aspecto de un coche auténtico –algo importante para comprobar la eficacia de las cámaras y otros sistemas de visión que equipan algunos vehículos (de hecho existen versiones en varios modelos y tamaños). El recubrimiento de vinilo está diseñado de modo que las señales de radar/LiDAR rebotan en él de forma realista: cristales, ruedas, etcétera. Hasta los faros, luces y la matrícula parecen auténticos –son detalles que otros vehículos pueden utilizar para la identificación del GVT como un coche auténtico.
Usar un GVT de forma estática dejándolo parado en medio del circuito de pruebas permite comprobar las distancias de frenado de otros vehículos sin riesgo, simplemente haciéndolos circular hasta que detectan que hay otro vehículo delante –aunque sea falso, como en este caso– y se activan los sistemas de frenado automático o de emergencia, desactivando a su vez el control de crucero o la conducción autónoma. En caso de que el vehículo impacte, no hay mayor problema: todas las piezas salen por los aires, y gracias a que el material absorbe el impacto y es resistente, basta recogerlas pacientemente y montar el GVT otra vez. Se calcula que puede resistir hasta 100 impactos a velocidades de hasta 70 km/h.
El GVT se complementa además con otro sistema llamado Guided Soft Target (GST) que como puede verse en otro vídeo de Thatcham Research es una plataforma plana mecanizada sobre la que se puede montar el GVT para moverlo. La plataforma puede hacerse circular a velocidades relativamente bajas para comprobar cómo se comportan otros vehículos en caso de impactos por alcance, si se cruzan en perpendicular, de frente o en situaciones similares.
En las pruebas que se realizan con el GVT se pueden obtener multitud de datos y “afinar” los sistemas automáticos en consecuencia; por ejemplo, se sabe que en Alemania la conducción es más agresiva mientras que en Suecia es mucho más calmada, lo cual puede influir en la detección de “falsos positivos” por anticipar peligros que en realidad no llegan a producirse –pero esto ya es algo que depende de cada fabricante. En cualquier caso, contar con más y mejores pruebas de evaluación estándar internacionales para el chequeo de todos los sistemas automáticos es algo que mejora la seguridad de los vehículos que circulan por ciudades y carreteras.