Una iniciativa llamada GiveDirectly (literalmente: Dona Directamente) que tiene entre otros socios a Google, está utilizando técnicas de inteligencia artificial para hacer que las ayudas en forma de donaciones cuando sucede un desastre natural lleguen de forma más eficiente a las personas afectadas.
Es sabido que cuando se produce uno de estos desastres, ya sea una inundación, un terremoto, un huracán o la erupción de un volcán que arrasa pueblos y terrenos, la desigualdad social se hace más patente. Quienes cuentan con medios económicos pueden irse a otro lugar y empezar de nuevo, mientras que quienes no pueden hacerlo han de quedarse en un lugar desolado, muchas veces porque es el único sitio en el que pueden trabajar.
Las ayudas oficiales a veces llegan, pero casi siempre llega tarde, como se vio en el caso de la erupción volcánica de La Palma de 2021 en España o con el paso de los huracanes Ian y Fiona en Puerto Rico y el sureste de Estados Unidos en septiembre de 2022.
Según los estudios de GiveDirectly, citando a otras organizaciones que se dedican a repartir la ayuda, la gente suele donar ropa, comida y también dinero. De todo ello lo más práctico suele ser la ayuda económica directa en forma de dinero, porque los afectados necesitan cosas tan mundanas como hacer reparaciones en su casa o comprar un coche para ir a trabajar. La cuestión es cómo hacer ese reparto y hacerlo de forma eficiente y responsable, sabiendo que el dinero ha llegado a las personas adecuadas y no se ha «perdido por el camino» como sucede a veces.
La aportación tecnológica de las compañías que participan en GiveDirectly pasa por examinar la ingente cantidad de datos que exista sobre el lugar en el que se ha producido el desastre natural, incluyendo:
- Mapas
- Fotografías de satélite actualizadas
- Datos del censo
- Datos sobre pobreza en la zona
- Datos de uso de internet y telefonía en la zona
Así se pueden filtrar rápidamente las zonas más pobres, comprobar cómo han sido de afectadas, cuánta gente vive allí y comprobar si hay mucha o poca actividad telefónica o de internet para saber si están comunicados o aislados y sin muchas posibilidades de conectarse al resto del mundo.
Un sistema de IA (inteligencia artificial) puede evaluarlo en función de todo lo que se conoce sobre catástrofes similares y encajar el puzle que forman las personas más afectadas y a la vez más necesitadas. La tecnología también se utiliza en otras áreas como en la creación de los sitios webs en los que se hacen las donaciones, las apps para smartphones, la recopilación de datos y encuestas mediante SMS, el acceso a plataformas de pago, los pagos en criptomonedas, transferencias bancarias… Todo esto varía según los países en los que se lleve a cabo la acción.
Esta tecnología se utilizó ya en 2020 para hacer llegar donaciones a afectados por la COVID-19 a algunos lugares en los que preferían algo dinero a donaciones equivalentes en otro tipo de materiales, pero posteriormente también se ha usado en Liberia, Kenia, Togo y Estados Unidos.
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