El primer volquete articulado se inventó en 1966, en una fábrica de Volvo en Braås (Suecia) y recibió el apodo cariñoso de Charlie. Ahora, exactamente en el mismo sitio, hay un nuevo vehículo pesado, al que llaman Charlie Eléctrico que es externamente parecido, pero con una gran diferencia en su interior: funciona mediante una pila de combustible de hidrógeno, una tecnología limpia y libre de emisiones contaminantes.
El Volvo HX04, que es su nombre oficial, ha sido desarrollado durante los últimos cuatro años con la colaboración de varias agencias gubernamentales y laboratorios de investigación, incluyendo los de la empresa PowerCell Sweden, junto a Volvo. Y no es un proyecto cualquiera, porque va más allá del propio vehículo: además de crear el volquete adaptándolo a la tecnología de hidrógeno habrá que crear la infraestructura necesaria para que las pilas de combustible se puedan recargar en diversos lugares del país, allá donde los Charlie vayan a realizar su trabajo.
Las pilas de combustible de hidrógeno funcionan generando la electricidad en el momento en que se necesita a partir de hidrógeno almacenado a alta presión. Cuando las moléculas de hidrógeno se separan en iones y electrones se producen dos cosas: una, electrones que se convierten en electricidad útil para mover el motor; otra, agua como producto sobrante. El agua se puede expulsar al aire sin problemas en forma de nubes de vapor, que no son contaminantes. El calor que se genera en la reacción se aprovecha de paso para el sistema de calefacción de la cabina.
El Volvo HX04 tiene un depósito para unos 12 kg de hidrógeno que le permiten operar unas cuatro horas sin problemas. Algo bastante llamativo es que la recarga requiere tan solo siete minutos y medio, lo que le permite volver a ponerse en marcha rápidamente. Como en otros vehículos de pila de hidrógeno, en general sus especificaciones en cuanto a potencia, autonomía y tiempos de funcionamiento son muy similares a los de los vehículos de combustión, pero siempre con la ventaja de que son limpios y no se generan emisiones contaminantes. De momento el Charlie Eléctrico es sólo un prototipo, pero permite hacerse una buena idea del estado del desarrollo y de hasta dónde podría llegar en el futuro.
En cuanto a las infraestructuras, que también forman parte del puzle a resolver, el despliegue ya está probándose también. Es un hecho que no hay tantas hidrolineras como gasolineras. Y debido a que se trata de una tecnología todavía incipiente, hay incluso menos puntos para repostar / recargar que en el caso de los vehículos eléctricos. Mientras esas infraestructuras siguen en desarrollo en algunos países a diferentes ritmos –en Japón y Alemania ya tienen un despliegue importante– Shell ha ido a Suecia a instalar una estación de recarga de última generación en las pistas de pruebas de Volvo en Braås. Esto forma parte de la iniciativa H2Accelerate, que es un consorcio de compañías energéticas, automovilísticas y tecnológicas que trabajan en la aplicación de la energía del hidrógeno en camiones y otros vehículos pesados.
El plan entra dentro de la iniciativa Science Based Targets (SBTi, objetivos con base científica) de Volvo, que busca acelerar la reducción de las emisiones contaminantes en la industria para lograr cifras significativas hacia 2030 y finalmente el objetivo de emisiones cero en 2040. Esto puede lograrse teniendo en cuenta que vehículos como el Volvo HX04 –que se está diseñando hoy– tendrán una vida útil mínima de 10 años. Si se siguen las directrices de la economía circular y se trabaja en equipo con proveedores que tengan los mismos objetivos de descarbonización, es un objetivo alcanzable. Aunque hoy son prototipos, vehículos como esta versión de pila de hidrógeno del venerable Charlie llegarán al mercado en la segunda mitad de esta década.
