Neumáticos superelásticos como alternativa a los tradicionales

La NASA ha desarrollado unos nuevos tipos de neumáticos superlásticos inspirados en los diseños de los rovers de las futuras misiones a Marte, y un poco al estilo de los usados en las antiguas misiones Apolo –pero que también puede tener usos interesantes aquí en la Tierra. Está fabricado de un tipo de aleación metálica con memoria a modo de malla rígida que no necesita inflado, pero que puede deformarse y recuperar su aspecto original con gran flexibilidad.

La diferencia entre estos nuevos materiales y los tradicionales es que mientras que los plásticos y la goma pueden deformarse hasta cierto límite, los superelásticos admiten una deformación un orden de magnitud mayor (entre 20 y 30 veces) sin sufrir daños de forma permanente. Como no necesitan “inflarse” con aire, se elimina también el eterno problema de los pinchazos. Como extra, no tienen necesidad de un aro interior y se pueden ensamblar directamente como parte de la rueda. El resultado es que también aumentan la capacidad de carga soportando un mayor peso y mejorando la seguridad.

El material de que están construidos estos neumáticos es una aleación de níquel-titanio. A diferencia de los materiales plásticos, que pueden deformarse un 0,3 a 0,5%, éste puede soportar hasta un 10% sin apenas inmutarse. Otro aspecto interesante es que se puede controlar la rigidez del neumático superelástico, aflojándolo o endureciéndolo según el terreno a recorrer o las circunstancias particulares de cada maniobra. Otro aspecto destacado es que al actuar, en cierto modo, como los amortiguadores, las ruedas con este neumático absorben más energía, lo que mejora la seguridad de los vehículos, al mismo tiempo aumentando la velocidad a la que pueden viajar por terrenos no asfaltados sin problemas.

La tecnología, desarrollada por el centro de innovación Glenn de la NASA, está lista para ser licenciada de modo que la puedan utilizar todo tipo de empresas. La lista de posibles aplicaciones es grande y va más allá de los tradicionales vehículos militares a que suelen destinarse, e incluye todoterrenos, automóviles, camiones, equipamiento de construcción, agricultura e incluso aeronaves.

Fotos | (CC) NASA

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