El uso del cinturón de seguridad es, con excepciones, obligatorio al volante porque salva vidas: llevarlo puesto reduce a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente, según la Dirección General de Tráfico (DGT). De hecho, es uno de los sistemas de seguridad pasiva básicos de un vehículo. Sin embargo, una mala colocación del mismo puede derivar en peligrosas consecuencias como el conocido efecto submarino. ¿Cómo y por qué se produce este incidente?
El efecto submarino sucede cuando, en un choque, la persona se desliza por debajo del cinturón de seguridad, lo que puede dar lugar incluso a que salga despedido del coche, aunque lo más habitual es que la persona se golpee contra el volante, el salpicadero o la parte inferior del coche, según explica la DGT. Las principales causas para que se dé este efecto son dos: por una pérdida repentina de impulso en el automóvil y debido a una mala colocación del respaldo del asiento (por estar inclinado para atrás), de tal manera que el conductor o el ocupante van demasiado tumbados.
Las lesiones que puede provocar el efecto submarino son varias (por ejemplo, en el abdomen, fracturas óseas, en la médula espinal o hemorragias internas) y tal vez muchas otras si el ocupante sale disparado. En contra de lo que puedes imaginar, no hace falta que la colisión haya sido brutal, el efecto submarino puede desencadenarse incluso cuando el coche colisiona a baja velocidad.
Con el fin de evitar al máximo el efecto submarino, el conductor y los pasajeros deben ajustarse correctamente el cinturón de seguridad para obtener la retención adecuada. El objetivo es que este no quede demasiado holgado. Tampoco está recomendado el uso de cojines para acomodarse en el asiento ni otros accesorios similares. Ten en cuenta que los asientos de los coches, como los Volvo, ya están diseñados para ser confortables y absorber el impacto de los golpes y proteger de latigazos, así que las almohadas u otros elementos sobran. Poner los pies en el salpicadero también favorece que se produzca el efecto submarino, al tiempo que obstaculiza el funcionamiento del airbag. Cuando se da el efecto submarino y salta el airbag, puede causar lesiones en piernas y articulaciones, advierte la DGT.
Viajar con los pies en el salpicadero resta eficacia al #cinturón.
Es posible que el pasajero se deslice por debajo por el ‘efecto submarino’.
Y si salta el #airbag por un choque puede causar lesiones en piernas y articulaciones.
Cuida tu postura.
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— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) January 16, 2022
Vistas las graves consecuencias que el efecto “hundimiento” puede llegar a provocar, y dada la importancia del cinturón como elemento de seguridad (su uso reduce el riesgo de lesiones un 75%), merece la pena conocer cómo abrochárselo de forma correcta para que cumpla su función y evite ese peligroso deslizamiento del asiento. La DGT lo resume en seis reglas de oro:
- Colocación correcta: la banda que recorre el cuerpo en diagonal debe quedar situada por encima de la clavícula, es decir, entre el hombro y el abdomen. Y la banda horizontal, por debajo del abdomen.
- Que no quede enrollado: no olvides comprobar que las bandas no están enrolladas o torcidas cuando te lo abroches.
- El ajuste adecuado: no debe ajustarse demasiado, pero sobre todo que no quede con holguras. Esto se consigue tirando un poco hacia arriba de la banda que cruza el cuerpo en diagonal.
- Cuidado con las prendas voluminosas: especialmente los abrigos, la ropa abultada tal vez entorpezca la correcta posición del cinturón. Por supuesto, nada de sujetar las bandas con pinzas ni acomodarse con cojines o similares.
- La posición del asiento: asegúrate de llevar el respaldo en un ángulo recto. En una posición inclinada no solo favorece el efecto submarino, también un estrangulamiento en caso de accidente.
- Buen mantenimiento: cuando pasas la ITV, los técnicos comprueban el buen estado del cinturón de seguridad, de sus anclajes. En el caso de que sufras un golpe, la DGT aconseja cambiarlo porque puede haber desperfectos tanto en las bandas como en los anclajes.