La relación entre el tráfico rodado y las ciudades modernas es tan estrecha que a veces parece como si la tecnología se estuviera quedando atrás. En un artículo en la prestigiosa revista de ingeniería IEEE Spectrum se habla, por ejemplo, de cómo se están planteando nuevas ideas para la regulación de los semáforos de las grandes ciudades, poniendo Pittsburgh (Estados Unidos) como ejemplo. Ya se están utilizando incluso técnicas de inteligencia artificial en el proceso.
El hecho es, aunque se racionalice el uso del transporte público y de medios alternativos en muchas ciudades, que siempre hay coches en las calles. Y el principal obstáculo con el que se encuentran: los semáforos. En algunos lugares son más bien “luces tontas”. Pero en muchas grandes ciudades (como Madrid) todos los semáforos son “controlables”, en el sentido de que están centralizados: desde un centro de control se pueden abrir o cerrar selectivamente para regular el tráfico o para solucionar situaciones de emergencia.
El siguiente paso son los llamados semáforos inteligentes que se adaptan en tiempo real al tráfico. Por un lado, son controlables de forma centralizada, pero también son autónomos y se coordinan unos con otros dentro de una zona de acción. Algunas tecnologías, como la de Surtrac, propone hacerlos completamente autónomos y descentralizados, cada uno de ellos con su propia inteligencia artificial.
En las pruebas piloto que se realizaron en Pittsburgh, por ejemplo, se redujo considerablemente el tiempo que los coches pasan “parados” en un trayecto típico (casi un 40%) y también un 25% el tiempo total de viaje –y eso que solo se utilizaron los semáforos de 50 intersecciones. Calcularon también las millonarias cifras en ahorro de emisiones contaminantes y en la propia economía, basándose en esos ahorros de tiempo.
La forma en que actúa esta inteligencia artificial es mediante sensores en cada semáforo (radar y cámaras), con cuyos datos alimentan un algoritmo o “fórmula”, y cuyo objetivo marcado es conseguir la eficiencia global en el tráfico rodado. De momento, sólo actúa entre los semáforos de una misma zona que están conectados, pero los planes van más allá.
La verdadera inteligencia surge de combinar las infraestructuras de las ciudades con los coches. La solución que se propone son radios de corto alcance que emitan y reciban señales directamente a los vehículos que circulan por las calles. Esta comunicación podría comenzar a ser algo habitual en los coches a partir de 2017 y permitiría mejorar tanto su seguridad como optimizar aún más el tráfico. Prácticamente se podría pensar en aquello de los “semáforos que se ponen en verde cuando ven que se acerca un coche” que hemos visto a veces en las películas. Pero en nuestros coches.
Foto | Murray Avenue Signals (CC) Jon Dawson; LED Traffic Light (CC) Unisouth @ Wikimedia}
[…] aparte merecen las pruebas piloto realizadas en la ciudad norteamericana de Pittsburgh, con semáforos que, a diferencia de los conocidos hasta ahora, actúan de forma autónoma y […]