El artista británico Michael Pinsky ha demostrado a lo largo de su carrera su capacidad para criticar el impacto de las sociedades humanas. Utilizar el arte como elemento de concienciación es el eje de su última instalación en Londres. En el patio central del Somerset House, un palacio del siglo XVIII, cinco cúpulas geodésicas contienen una recreación de los aires más contaminados del mundo.
Pinsky, a través de esta instalación, traslada la preocupación que de por sí ya tienen los ciudadanos de Londres por su grave problema de contaminación, señalando el también peligroso ambiente de las ciudades de Nueva Delhi, Sao Paulo, Londres, Pekín y, como contrapunto, la pureza del aire de la isla Tautra en Noruega.
Tour por las ciudades más contaminadas
Tal y como apunta Hypebeast, la obra de Pinsky, The Pollution Pods (algo así como las “cápsulas de polución”, en inglés) replica las cualidades del aire de estas cinco ciudades: los niveles relativos de ozono, partículas, dióxido de nitrógeno, dióxido sulfúrico y mónoxido de carbono.
En primer lugar, se realiza un viaje de ambientes más secos y fríos, a otros más cálidos y húmedos. Las cúpulas están interconectadas y el visitante atraviesa la instalación pasando por cada una de las representaciones. Como el autor comenta en el vídeo a continuación, se puede comparar con la sensación que recibes cuando viajas de un país a otro y, al bajar del avión, recibes toda esa serie de impulsos de que te encuentras en algo muy diferente, de golpe.
Polución, globalización y consumismo
Como otros artistas contemporáneos (como Banksy o Ai Wei Wei) han hecho en las últimas décadas, Pinsky interconecta, no solo sus cúpulas geodésicas, sino utilizan el arte como una forma de activismo social. El mensaje trasciende a través de la obra artística.
En este caso, the Pollution Pods quiere transmitir, obviamente, cómo el aire que respiramos en las grandes ciudades del mundo está claramente viciado y es peligroso para la salud. Sin embargo, una exposición que contuviera elementos dañinos para la salud no podría ver la luz verde y una comisión ha seguido el proceso para evitar que el efecto sea pernicioso para la salud de los asistentes.
Además, otro mensaje subyace, y es el de que los países del primer mundo son los máximos culpables de que la rueda del consumismo siga girando y esto cree un efecto secundario en otras sociedades donde puedan estar menos prevenidos de esta circunstancia.
Foto | Somerset House