En las épocas de calor, vestir con chanclas resulta la mejor opción para ir a la playa. Con este calzado los pies respiran, se obtiene libertad de movimiento y se evita el sudor excesivo de un zapato cerrado. Sin duda resulta cómodo en muchos sentidos, pero no es el más adecuado para conducir, como tampoco lo es hacerlo descalzos. Porque no brindan el soporte adecuado para el tobillo y la chancla puede deslizarse por debajo de los pedales e incluso engancharse a ellos y entorpecer la acción de pisar el freno o acelerar, poniendo en riesgo la seguridad del conductor, pasajeros y el resto de los conductores y viandantes. Estas situaciones, además, suponen una distracción al volante y, en un instante, pueden provocar un accidente.
No obstante, la ley en España actualmente no prohíbe el uso de chanclas para conducir. No es ilegal llevar este calzado o sandalias similares, ni siquiera está contemplado como una infracción leve. Y tampoco conlleva multas, pero sí que te podrían sancionar por este motivo si el agente considera que por llevarlas se ha puesto en peligro la seguridad de la vía. En caso de entenderlo así, la multa podría ser de hasta 80 euros (sin pérdida de puntos).
Descalzos al volante: no es una buena idea
Conducir descalzos tampoco se recomienda para conducir. No es una buena idea porque los pies se vuelven resbaladizos, especialmente con el sudor o por los calcetines, y debes tener en cuenta que al estar desnudos habrá que ejercer más presión al pisar los pedales para alcanzar la aceleración o frenada adecuada. Presionar con más fuerza, además, puede resultar doloroso para las plantas de los pies, con la posibilidad de sentir espasmos o calambres que ponen en riesgo el control del vehículo y, por tanto, la conducción.
Por el mismo motivo de entorpecer el control de los pedales, determinados tipos de zapatos, como los de tacón alto, cuñas y plataformas, tampoco son lo más aconsejable. Por ejemplo, al ser más voluminosos, pueden no dejar espacio para mover correctamente los tobillos. Y al tener una suela más gruesa se pierde sensibilidad y cuesta sentir los pedales y ejercer presión sobre ellos. Y si pesan en exceso, puede generar tensión en el tobillo. Por esto mismo y su gran rigidez también se desaconsejan las botas de montaña o las especiales para trabajar con seguridad. Las suelas de los zapatos de vestir cuando están nuevas son tan lisas que resbalan.
Otra razón obvia para conducir con zapatos es que el pie está más protegido y esto evita lesiones por cristales u otras cuando se produce un accidente. En este caso está claro que si no los llevas las heridas pueden ser mucho más graves que si están cubiertos.
Cómo son los mejores zapatos para conducir
Especialmente cuando debes conducir mucho tiempo, resulta vital para reducir el riesgo de accidente que los pies y los tobillos no se cansen y estén relajados. Según los expertos, los mejores zapatos para conducir son los cerrados, planos, con una suela flexible, ni muy delgada ni muy gruesa (no menos de 4 milímetros y no más de 2,5 centímetros) y con suela de goma que favorezca el agarre y la movilidad.
Descarta los que tengan una suela lisa que no agarre o demasiado ancha para no pisar dos pedales a la vez. En general son aptos los que no provoquen restricciones de movimiento, no dificulten la sensibilidad, no permitan enganches ni resbalones y no provoquen dolor. Unas zapatillas de deporte normalmente siempre son buena elección.
En resumen, conducir con chanclas o descalzo no es ilegal, pero se considera una práctica insegura y nada recomendable.