El ‘stop motion‘ es una técnica de animación muy curiosa por muchos motivos. El primero de ellos es que da la sensación de ser una técnica anticuada, pero la realidad es que es todo un arte y produce (o puede producir) resultados increíbles. Es una técnica que podemos poner en práctica a nivel casero con buenas dosis de paciencia y una mínima preparación en cuanto a materiales y decorado (incluso construyendo tu propia dolly cam), y tiene una larga historia siempre ligada al cine (y la música, mucho más tarde) que vamos a repasar hoy.
Desde los inicios del cine el stop motion está presente en centenares de producciones, desde las más rudimentarias hasta las más avanzadas, como es el caso de ‘Kubo y las dos cuerdas mágicas‘ (película de la que hablaremos después). Esta técnica se basa en producir animaciones en tiempo real a partir de figuras estáticas que son fotografiadas movimiento a movimiento. En realidad, el cine se basa en la ilusión de movimiento a partir de un número limitado de imágenes (24 por ejemplo) que se pasan en un tiempo determinado (1 segundo, por ejemplo). Son un muestreo de nuestros movimientos, por decirlo así.
El stop motion es diferente porque fotografiamos escenas estáticas que, con los sutiles cambios necesarios entre cada imagen, ofrecen una animación al espectador que se podría confundir hoy en día con la animación tradicional, o con la animación por ordenador. También se confunde con el time lapse, a veces, pero esas técnica es totalmente diferente: en el time lapse el tiempo se comprime y lo que vemos es irreal. En stop motion, el tiempo es natural. La evolución de esta técnica que reconocemos en ‘Wallace & Gromit‘, en ‘Pesadilla antes de Navidad‘ (y su Jack Skeleton) o en ‘The Boxtrolls‘ no tiene desperdicio, tal y como podemos ver en este vídeo.
Kubo y el stop motion
Las extraordinarias animaciones en películas como ‘King Kong‘ o ‘Jasón y los Argonautas‘ quedan en mantillas ante producciones como las mencionadas anteriormente, y a años luz de Kubo, el estreno más sonado de este año utilizando esta técnica. La perfección de las animaciones aumenta con el paso de los años y los desarrollos tecnológicos que las hacen posible, pero en el fondo el stop motion es una de las técnicas artesanales que más demandan de un estudio. Lo comenta el jefe de Laika, la productora de Kubo cuando habla de su deseo por disminuir el tiempo de producción de dos años a tan solo 12 meses:
En este momento estamos en un ciclo en el que las películas salen cada dos años. En gran medida, esta limitación lo es en función del espacio. Y esto se debe a que, a diferencia del CGI, necesitas grandes espacios, un lugar para construir los decorados, las figuras…
La perfección de Kubo, para un profano como yo, es altísima. El trabajo que hay detrás es ingente, y no solo en lo que es una producción normal (filmación, montaje, doblaje, etc.) sino en todo el proceso de animación paso a paso que, pensándolo en frío, supone todo un reto a la paciencia y una demostración de habilidades con respecto a los profesionales que han hecho cada frame de la película. Y si no, mirad este mini documental de The Verge que nos enseña los decorados y los secretos de una producción que, por sus características, no nos debería dejar indiferentes.
La post producción involucra CGI, por supuesto. No es stop motion puro por motivos obvios, pero sí podemos decir que los modelos, decorados (en gran parte) y detalles están producidos con un arte exquisito, y que los CGI ayudan a terminar el producto, como por ejemplo en el caso de las olas del mar: la base es física, como pudisteis ver en el vídeo, pero el acabado es asistido por ordenador. No podría ser de otra forma en este siglo XXI.