En las películas y series de televisión vemos cada vez más personajes rejuvenecidos, envejecidos, e incluso “resucitados”. Al mismo tiempo tenemos apps en el smartphone que sirven para embellecer las fotos y los vídeos, agrandando los ojos, alisando la piel o corrigiendo las facciones. Por si fuera poco en las redes sociales y televisión hemos visto circular vídeos «fake» donde se utiliza el cuerpo de una persona con el rostro de otra, algo que normalmente requiere días de trabajo de los técnicos si se quiere que el resultado tenga cierta calidad visual.
Todas estas técnicas explotadas al máximo nivel forman parte de un nuevo sistema que agrupa todo en uno: es capaz de cambiar el rostro de una persona por el de otra, hacerlo en tiempo real y además a máxima resolución: más allá del megapíxel (un millón de píxeles). Lo ha dado a conocer un equipo de investigadores de los laboratorios de investigación de Disney Research y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.
El algoritmo o método que han desarrollado utiliza la programación de una red neuronal, que básicamente aprende a detectar ciertas características físicas de los rostros en varias «pasadas» durante la fase de aprendizaje. Por otro lado, uno de los aspectos descubiertos por los investigadores es la importancia de conservar el brillo y el contraste al cambiar unos detalles por otros: ojos, nariz, boca… Si se hace correctamente en el personaje final apenas se nota que se están utilizando los «detalles» de la otra persona. Para esto el algoritmo prueba diversas formas de mezclar los detalles conservando esas características.
Además de eso, otra de las técnicas que se utiliza es la estabilización de las imágenes: aunque los rostros se estén moviendo ligeramente se «congelan» estabilizándolos durante la realización de los análisis y las mezclas. Luego se puede volver a simular el movimiento natural original. Esto hace que el resultado sea más real, tanto en movimientos como en iluminación.
Si a esto se le añade una gran potencia de cálculo, el algoritmo es capaz de hacer todo esto en tiempo real y además en imágenes de más de un megapixel, lo que las hace aptas para la emisión en alta resolución.
Hasta ahora el software convencional y algunas apps como FaceApp eran capaces de simular estos «trucos», pero con versiones más bastas y de baja resolución. El software capaz de gestionar mayor calidad, como el utilizado en la industria del cine, requería de más tiempo para generar cada fotograma. Esta nueva técnica abre por tanto nuevas posibilidades para todo tipo de usos en vídeo, aunque sus creadores lo están orientando principalmente a los efectos visuales del cine.