Cinco fuentes de energía para automóviles un tanto futuristas pero excéntricas
Desde el viento a la energía nuclear, pasando por la energía solar, estas son algunas de las fuentes de energía para mover automóviles más excéntricas de las que se ha oído hablar en los últimos tiempos.
1. A pedales. El HumanCar es lo más parecido al coche de los Picapiedra que ha surgido del ingenio humano. Es un coche para cuatro –forzudos– pasajeros que impulsan el vehículo haciendo fuerza, como en una máquina de remo: así ejercitan tanto el tren superior como el inferior, especialmente los glúteos. Es híbrido y en el “modo asistido” puede almacenar energía que luego sirve de ayuda en llano o para subir las pendientes. Admite hasta cuatro ocupantes: dos en el sentido de la marcha y dos de espaldas. En algunos de los vídeos de su canal de YouTube se ve cómo recargar la batería en parado –por ejemplo, si sólo conduce una persona– para que luego “ayude” con el motor eléctrico durante el recorrido.
2. Energía nuclear. A finales de los años 50 cualquier cosa que sonara a “atómico” parecía una buena idea y la energía recién utilizada para las bombas atómicas en tiempos de guerra se planteaba también para usos civiles en dirigibles aéreos, algunos grandes barcos e incluso hidroaviones. Hoy en día la utilizamos en las centrales nucleares y en algunos submarinos y portaaviones militares, así que equipar un coche con un mini-reactor nuclear era el siguiente “paso lógico”. El Ford Nucleon fue un coche conceptual que manejaba esa premisa: las “recargas atómicas” disponibles en una red de atomicolineras le proporcionarían una autonomía de unos 8.000 kilómetros, pero eso de tener que usar el calor generado por el uranio enriquecido básicamente para mover un motor de vapor de agua no parecía una idea especialmente eficiente, por no hablar del peligro que podría suponer en caso de accidente. Así que ese diseño se quedó en forma de planos y maquetas.
3. Energía solar y aerogeneradores. Aunque los paneles solares actuales sirven para recargar las baterías eléctricas todavía estamos lejos de que puedan usarse de forma eficiente y rápida como para hacerlo al ritmo al que un coche convencional consume la electricidad. Una empresa llamada Venturi lleva años probando diseños y combinando estructuras ligeras con grandes paneles solares a las que añade aerogeneradores para procurar más autonomía a sus pequeños vehículos. El último modelo conceptual que han diseñado, llamado Eclectic, tiene un alcance de unos 50 km viajando a una velocidad máxima de 50 km/h y pueden ir en él tres personas incluyendo el conductor. Mientras ese sueño se hace realidad, dedican sus esfuerzos a los vehículos de exploración Antártica y modelos de Fórmula E.
4. Agua del grifo. Aunque suena totalmente a cachondeo, existe una compañía japonesa llamada Genepax que anuncia cada pocos años un sistema para hacer funcionar a los coches con agua del grifo. Quizá sea su peculiar forma de entender el Día de los inocentes, sea cual sea su equivalente nipón. El caso es que con este supuesto invento el coche eléctrico en cuestión podría circular durante una hora a unos 80 km/h con tan solo un litro de agua (“tres latas”, dicen). Lo mejor de todo es que además no hace falta que sea agua pura: también sirven el té o los refrescos, mientras contengan agua. Dicen que nadie les hace caso porque “hay es una conspiración para silenciar tan enorme descubrimiento“, pero mientras no lo veamos, no lo creeremos. Como se dice hoy en día: “No sé, Rick, parece falso…“.
5. Viento. Tan antiguo como la humanidad, el viento es un gran aliado para mover vehículos, aunque es más habitual por el mar y aire que por tierra. Pero la gente de Ecotricity y el ingeniero Richard Jenkins que están detrás del Proyecto Greenbird diseñaron un vehículo con aspecto de coche alado que batió el récord del mundo de la “especialidad”, desplazándose a 202 km/h por un desierto de California simplemente usando el viento. Por su diseño –concebido para funcionar tanto sobre tierra como sobre hielo– puede moverse a entre tres y cinco veces la velocidad real del viento. Eso sí: por sus dimensiones y gran superficie alar no va a ser el típico chisme que veamos normalmente por la autopista.
Fotos | Greenbird (C) Peter Lyons / Greenbird Project
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