¿Te has preguntado alguna vez cómo contribuyen al medio ambiente los coches eléctricos? Es posible que en algunos lugares hayas oído o leído que los coches eléctricos son buenos para el medio ambiente, y quizás también te has encontrado otros en los que afirman que son todo lo contrario. Estamos hablando fundamentalmente de lo que contamina cada tipo de coche. Hay quien llega a afirmar que un coche eléctrico incluso contamina más que un coche convencional con motor de combustión interna.
En este artículo vamos a explicarte cómo se puede saber si un coche es “más o menos bueno para el medio ambiente”, así como las diferencias en cuanto a eficiencia y emisiones contaminantes, y otros impactos para el medio ambiente, de los coches eléctricos y también de los coches con motor de combustión.
Desde la fabricación hasta el fin de vida
Para cualquier producto que se fabrica, existe una herramienta objetiva que es capaz de evaluar los impactos ambientales que la producción, utilización y fin de vida de este producto van a generar. En este sentido no se considera sólo su fabricación, o sólo su uso, sino todo su ciclo de vida completo.
Es decir, desde la extracción de los recursos naturales necesarios para su fabricación (los diferentes materiales que se utilizarán en todos sus componentes, incluidas también las baterías), hasta la retirada, reutilización, desmantelamiento y reciclaje de ese producto, cuando ya no sirve, pasando por supuesto también por todo el tiempo que ese producto se utilizará.
De esta manera se cuantifican la cantidad de energía, de materias primas y de agua consumidos, y también la cantidad de emisiones contaminantes generadas (ya sean al aire, ya sean al agua o ya sean al suelo). De esta manera, se pueden determinar la cantidad de impactos para el medio ambiente que ese producto genera, incluidos también los socioeconómicos. Esta herramienta se conoce como Análisis de Ciclo de Vida.
Lo habitual es que el análisis de ciclo de vida lo realice un organismo diferente e independiente del fabricante del producto que se analiza, para asegurar la mayor objetividad posible de los datos que se contemplan. Por ejemplo, es típico que sea un organismo certificador, como por ejemplo TÜV en Alemania.
El análisis de ciclo de vida se puede realizar también a un coche, de cualquier tipo, y por supuesto a un coche eléctrico en particular. Desde hace algunos años, diferentes fabricantes de coches han elaborado análisis de ciclo de vida de algunos de los coches eléctricos que fabricaban, para arrojar luz sobre tantos tópicos, desinformaciones y cuñadismos que se difundían. Así podemos citar algunos ejemplos como para el caso de coches eléctricos de la anterior generación, tales como el Renault Fluence ZE, el BMW i3, el Volkswagen e-Golf, o el Kia e-Soul.
Volvo Cars también lo ha hecho, y además muy recientemente, con el inicio de la comercialización del nuevo Volvo C40 Recharge, SUV coupé 100 % eléctrico. En este enlace puedes consultar las 51 páginas (en inglés) del informe del Análisis de ciclo de vida del Volvo C40 Recharge.
Huella de carbono de un coche eléctrico
Los análisis de ciclo de vida de todos estos coches eléctricos tienen resultados muy similares y comparten los siguientes aspectos y conclusiones clave:
- La fase de producción de un coche 100% eléctrico, incluida la extracción de los recursos materiales necesarios, y considerando también la fabricación de las baterías de iones de litio, supone más impactos ambientales y mayor huella de carbono que la fase de producción de un coche convencional con motor de combustión interna (alrededor de 1,7 veces más).
- Sin embargo, durante la fase de utilización de un coche eléctrico, gracias a su mayor eficiencia energética, que implica menor consumo y también menores emisiones, los impactos ambientales y las emisiones de CO2 son mucho menores que las de un coche con motor de combustión interna (entre 2,5 y 3 veces menos, considerando el mix “medio” de los países de la Unión europea).
- Cuanto mayor sea el porcentaje de energías renovables en el mix energético para la generación de electricidad, menores serán las emisiones de CO2 del coche eléctrico durante su fase de utilización (se acerca mucho a cero si se utiliza un mix 100% renovable).
- Se deben cuidar escrupulosamente los procesos de extracción de los materiales y minerales necesarios para la fabricación de un coche eléctrico, y en particular de las tierras raras para los motores eléctricos y baterías, para evitar la contaminación del suelo y agua.
- Es fundamental la recuperación y adecuado reciclaje de todos los componentes de las baterías usadas, para minimizar los posibles impactos ambientales de las mismas (fundamentalmente sobre el suelo y el agua, donde pueden producir una importante acidificación). Esto es además obligatorio por ley.
En el caso de un coche 100% eléctrico como el Volvo C40 Recharge, comparado con un Volvo XC40 de gasolina, y considerando el mix energético de generación de electricidad de la Unión europea, la amortización de las emisiones de CO2 equivalentes, llega aproximadamente a los 80.000 km.
A partir de esta cifra, cuantos más kilómetros se realicen con el coche eléctrico, más emisiones se ahorran con respecto al coche de gasolina, y por tanto, más compensa el coche eléctrico. Es decir, considerando todo el ciclo de vida del coche, desde la fabricación hasta su retirada y reciclaje, el coche eléctrico es el que genera menos emisiones de CO2 a nivel global.
El coche eléctrico es mucho más eficiente
Como puedes ver, la clave para que el coche eléctrico sea tanto más interesante y sostenible medioambientalmente, radica fundamentalmente es su menor consumo de energía y, por tanto, en las menores emisiones asociadas, durante su utilización.
Un coche eléctrico consume menos energía que un coche equivalente con motor de combustión interna debido a la muy alta eficiencia de su motor eléctrico, que suele estar alrededor de un 90% a 95%. Es mucho mayor que la eficiencia de un motor térmico, ya sea de gasolina, ya sea diésel, que suele estar entre un 20% y un35 % (en los motores más modernos y eficientes).
Pongamos un ejemplo con datos reales, para verlo más claro:
- Un coche 100% eléctrico como el Volvo C40 Recharge, tiene un consumo combinado de 22 kWh/100 km (o lo que es lo mismo, hablando de energía, consume unos 79,2 MJ/100 km).
- Un coche de gasolina como el Volvo XC40 T2, tiene un consumo combinado de 6,9 l/100 km (o lo que es lo mismo, hablando de energía, consume unos 231 MJ/100 km, es decir, unos 64,2 kWh/100 km).
Como puedes ver, el coche eléctrico consume aproximadamente la tercera parte de energía para recorrer 100 km que el coche de gasolina.
Pero además, la energía necesaria para recargar sus baterías puede prescindir completamente de los combustibles fósiles y utilizar exclusivamente fuentes de energía renovables (como la energía solar fotovoltaica y la energía eólica). Esto es de vital importancia en un planeta donde se deben reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, para contener el calentamiento global y reducir en lo posible el cambio climático global.
Como sabes, un coche 100% eléctrico no tiene tubo de escape, lo que significa que es un vehículo automóvil de cero emisiones locales. Esto es directamente muy positivo en las ciudades con mucho tráfico y problemas de contaminación del aire, pues los coches eléctricos (así como un coche híbrido enchufable funcionando en modo exclusivamente eléctrico), no generan emisiones que contaminen más el aire, allí por donde circulan.
Menores emisiones de CO2 por km
Sin embargo, es cierto que la electricidad con la que se recarga la batería de un coche eléctrico se ha tenido que generar de alguna manera, y dependiendo de la fuente de energía, tendrá ciertas emisiones de CO2 asociadas. Es por eso que en los coches eléctricos se puede hablar de emisiones “globales” (para distinguirlas de las emisiones locales). Como te puedes imaginar, es un sinsentido tener un coche eléctrico y recargarlo con electricidad generada con centrales térmicas de carbón, pues sus emisiones serán incluso mayores que las de un coche con motor de combustión.
Esto es ya muy poco habitual, dados los problemas de elevada contaminación debidos al carbón, y también a su elevado precio, por lo que la mayoría de los países recurren cada vez menos al carbón para generar electricidad. Por ejemplo, en el caso de España, según datos recogidos en el Informe del sistema eléctrico español de Red Eléctrica de España, durante 2020 más del 45% de la electricidad consumida en la península se generó mediante fuentes de energía renovables. El carbón supuso sólo el 2%. En 2021, la proporción de las energías renovables fue incluso un poco mayor, por encima del 47%.
Es por esto que el factor de emisiones de CO2 del sistema eléctrico español es cada vez más bajo, y está ahora mismo alrededor de 0,25 toneladas equivalentes por MWh (es decir, 250 g por kWh). Un coche eléctrico que tenga un consumo combinado de 22 kWh/100 km significa que genera unas emisiones de CO2 de 55 g/km. Para que te hagas una idea, un Volvo XC40 T2 de gasolina, con un consumo combinado de 6,9 l/100 km, tiene unas emisiones de CO2 de 165 g/km.
Como puedes comprobar, un coche eléctrico no sólo consume mucha menos energía, también las emisiones de CO2 del coche eléctrico son la tercera parte de las del coche de gasolina. Y pueden ser todavía inferiores si para recargar el coche eléctrico se utiliza en exclusiva electricidad generada con fuentes renovables.