Las distracciones al volante son un factor de riesgo de gran importancia, y tienen un impacto muy grande en la accidentalidad. Manipular el navegador, atender el smartphone, manipular el sistema de sonido del coche o buscar algún objeto son de las distracciones más comunes en carretera.
Las razones por las que los conductores realizan esas acciones mientras conducen son múltiples, pero el aumento de la seguridad en el coche, los trayectos largos por autovías y sobre todo el auge de las tecnologías móviles hacen que cada vez estas distracciones sean más frecuentes.
¿Cuál es la distracción más frecuente?
La fuente de distracciones más importante, sin duda, es el teléfono móvil, y además es una de las más peligrosas para los conductores. Conductores, expertos y autoridades están de acuerdo de manera casi unánime (94%) en que manipular el teléfono al conducir es una actividad muy peligrosa, pero cada vez son más quienes lo utilizan en algún momento.
De hecho, el 43% de los jóvenes, según el RACC, lo utilizan para enviar y recibir mensajes de WhatsApp mientras conducen. ¿Cuánto se tarda en encontrar un contacto en la agenda? ¿Cuánto en escribir un mensaje corto?
Todas esas “pequeñas” acciones suponen centenares de metros en los que la conducción no recibe el 100% de la atención, por lo que el riesgo se multiplica de manera innecesaria, por muchos elementos de seguridad que incluya nuestro vehículo. Cualquier imprevisto en esos momentos llevará casi irremediablemente a un accidente: un animal que se cruza, un frenazo inesperado…
La Asociación Americana de Automovilismo establece tres fuentes diferentes de distracción al usar el smartphone para enviar un mensaje mientras conducimos: distracción visual al leer la pantalla; distracción cognitiva, porque estamos ocupados en la redacción del mensaje; la distracción manual, porque los dedos han de teclear las palabras. Y mientras tanto, el coche circula sin guía… por mucho que nos parezca que seguimos manteniendo la atención.
Además, hay estudios que confirman que incluso en conversaciones utilizando el manos libres, la concentración del conductor disminuye en gran medida, especialmente a partir de los tres minutos de charla.
¿Cuándo se producen más distracciones al volante?
Según el RACE, además de las distracciones causadas por el mal uso de las tecnologías en el coche (no solo el móvil, también el GPS), existen otras fuentes muy típicas que causan distracciones en el conductor.
Estas no son nuevas, sino que nos han acompañado toda la vida, a saber: mirar el paisaje, discutir o atender a los acompañantes del coche, comer, beber, fumar, maquillarse, leer el periódico… (y con respecto a estas dos últimas existen pruebas de ello gracias a las cámaras de la DGT).
Existen otros factores no menos importantes, como causas de distracción, que pueden estar relacionadas con nuestro estado de ánimo. Factores como el hecho de transitar por una vía o ruta conocida y, por tanto, monótona. O la presencia de un accidente, momento en el que muchos conductores se dejan llevar por cierta curiosidad malsana y ralentizan su marcha.
Y también influyen en las distracciones nuestros problemas personales, problemas en el trabajo, u otro tipo de circunstancias que nos tengan preocupados, por el motivo que sea, en el momento menos adecuado.
Las distracciones son la primera causa de siniestralidad
Las distracciones mientras se conduce son el origen de más del 30% de los accidentes en carretera. Superan a las otras dos grandes causas de siniestralidad en España: la velocidad y el consumo de alcohol (y otras drogas). Evidentemente, una distracción es más peligrosa aún si va acompañada de un exceso de velocidad.
¿Qué pasa cuando te distraes al volante?
Una distracción al volante, por muy breve que sea, puede tener consecuencias graves. Aunque hablamos de décimas de segundo, es tiempo suficiente para que el vehículo se salga de la carretera o para que no veamos a un patón u otro coche.
Ese momento en el que te distraes, sumado a la velocidad del coche, implica una distancia recorrida mucho más larga de lo que parece hasta que se detiene el vehículo o se reduce la velocidad. Un ejemplo práctico que da la DGT: la distancia que se recorre circulando a 100 km/hora mientras se marca un número en el móvil es de 140 metros. Pueden ocurrir muchas cosas en ese instante.
¿Qué pasa cuando conduzco con fatiga o cansado?
La somnolencia y la fatiga, causas por la falta de descanso o por el consumo de algún medicamento, son también causa de muchos accidentes. Padecer una afección como la apnea del sueño también puede causar somnolencia durante el día. Conducir con somnolencia puede ser causa de distracciones graves, ya que la concentración será menor. Más grave aún son otros síntomas como la visión borrosa o los microsueños, una pérdida de conciencia que pude resultar fatal.
Recientemente, la DGT, ha lanzado una campaña de concienciación, “Somnolencia y conducción”, muy conscientes del riesgo que supone este tema. No, en vano, los datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial constatan que durante el año 2021, la somnolencia estuvo relacionada con el 7% de los siniestros mortales de tráfico. Esto se tradujo en la pérdida de 77 vidas.
Consejos para evitar las distracciones al volante
Reconocer que existen fuentes de distracción peligrosas mientras conducimos nos puede dar las claves para entender cómo prevenir accidentes de tráfico. Es una cuestión de conciencia propia, de que casi cualquier cosa de la que nos acordemos mientras conducimos puede esperar.
No debería haber nada tan urgente como para que no lo podamos retrasar unos minutos, mientras buscamos una salida de la autovía y un lugar en el que detenernos para escribir ese mensaje o leer ese correo electrónico.
Respecto al tema de la fatiga y la somnolencia, la mencionada campaña de la DGT hace hincapié en la necesidad de tener un buen descanso antes de ponerse al volante. Si durante el trayecto aparece el sueño, hay que parar en un sitio adecuado y descansar de 20 a 30 minutos. Y en todo caso, el “consejo de toda la vida”: parar a descansar cada 2 horas o cada 200 kilómetros. Ni que decir tiene que el consumo de alcohol o las comidas copiosas deben evitarse.
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