Las limitaciones que imponen los tiempos que corren, en muchos casos, impiden salir por las carreteras o abandonar las ciudades para hacer deporte, algo que puede resultar una limitación para los runners, los ciclistas o los triatletas. Cuando no se puede salir de casa porque hace mal tiempo o el confinamiento es máximo, la tecnología llega al rescate. E incluso entrenar en grupo y competir sigue siendo una opción, aunque sea de forma virtual. Es algo parecido a los simuladores de coches de gran realismo, pero en este caso aplicado a deportes como el ciclismo y el running.
Esta es la propuesta de plataformas como Zwift: una app con la que se puede hacer entrenamiento en privado o en grupo, de forma tranquila o en competición, independientemente de la hora que sea o del tiempo que haga. En otras palabras: cualquiera puede encontrarse corriendo media maratón o escalando los puertos del Tour de Francia gracias a la tecnología. Tan es así que hasta el canal GCN (Global Cycling Network) hace un seguimiento desde su app de dichas competiciones virtuales.
Además de la app para el entrenamiento de runners, se necesita sólo una cinta de correr eléctrica y un podómetro; dependiendo del modelo se obtienen ciertas funciones, pero Zwift es compatible con la mayoría y también vende uno llamado RunPod que basta con atarlo a la zapatilla deportiva y que incorpora giróscopos y acelerómetro, como casi todos los modelos baratos. Para entrenar con la bicicleta hace falta o bien una bici cualquiera y un rodillo (con algunos sensores típicos: velocímetro, podómetro, monitor de pulso cardíaco, etcétera, cuanto más mejor), o bien una bicicleta estática de entrenamiento, una opción mucho más cara y de las que hay muchísimos modelos, pero que proporciona datos más precisos: marchas, esfuerzo, velocímetro, pulso, etcétera.
Toda esta información del esfuerzo físico, ya sea corriendo o pedaleando, pasa a la app, que puede utilizarse en modo entrenamiento personal, de grupo o incluso de competición. El entrenamiento son los clásicos programas preparados por profesionales para ponerse en marcha a partir de 30 minutos, hasta 60, 90 o más. Permiten progresar desde un esfuerzo para principiantes totalmente fuera de forma, hasta las marcas de los triatletas y de los Ironman, así que se puede elegir la dificultad a medida.
Tanto en el modo personal como en el modo de grupo se puede además combinar el entrenamiento con rutas escénicas: pistas, carreteras y parajes montañosos por los que transcurre “virtualmente” la acción. Lo interesante es que lo que se ve se corresponde con los datos reales: si te paras, te paras; si esprintas, esprintas; las montañas requieren marchas más duras y las bajadas permiten recuperarse con los platos más ligeros. Todo es tan real como puede serlo en una pantalla.
Si con los simuladores de automóviles se puede practicar y luego correr el Gran Premio de Mónaco en un Fórmula 1, ¿por qué no intentar lo mismo con el running y el ciclismo? La comunidad de Zwifters, que es como se autodenominan quienes practican en este lugar virtual, organiza competiciones a todas horas, en las que se pueden encontrar rivales reales de todas partes del mundo. Y los hay poco entrenados o muy entrenados. Así que aunque cada cual esté cómodamente en su casa y su ambiente, en la competición virtual se puede estar circulando por las carreteras del Giro de Italia o corriendo la Maratón de Nueva York. ¿Se puede pedir más sin salir de casa?