Según los datos de Eco-movement, una plataforma especializada en servicios relacionados con los datos de los puntos de recarga, y tal y como informa EV Markets Reports, Europa ya ha superado los 900.000 puntos de carga, una cifra significativa y que viene a decir que vamos en la dirección correcta hacia los objetivos climáticos de los próximos años. Sin embargo, esto es poco en comparación con los 8,8 millones de puntos de carga que serán necesarios hacia 2030.
Puntos de carga, una distribución desigual
En un informe extenso y detallado se puede ver una gran variedad de datos, como que entre 2021 y 2024 el crecimiento promedio en los países europeos ha sido del 55% anual, según Charge Point Monitor. Pero, como es bien sabido por los entendidos en este sector, son tres los países que destacan por su amplia infraestructura: Países Bajos, Alemania y Francia.
Entre los tres países que concentran un altísimo porcentaje de puntos de carga encabeza la lista Países Bajos, con un 19,5%, seguido de Alemania con el 17,6% y Francia con el 13,8%. Comparativamente, Grecia, Polonia o Portugal están alrededor del 1%. España está en un puesto intermedio en la tabla, con alrededor del 4% de puntos de carga instalados en nuestras fronteras. Como puede verse, el reparto de la infraestructura de carga en el continente es muy desigual.
Como curiosidad, apuntar que las ciudades más agraciadas con una mejor infraestructura son, por este orden, Amsterdam, Londres y Róterdam .
¿Y cómo son estos puntos de carga? Los datos reflejan que el 63% de ellos son públicos, frente al 37% que es semipúblico, como en el caso de hoteles, restaurantes y comercios que ofrecen la recarga pero «sólo para clientes».
¿Cómo alcanzar los objetivos para 2030?
Acelerar el desarrollo de la infraestructura de carga hasta llegar a los 8,8 millones de puntos planificados para 2030 puede parecer una tarea complicada, y en verdad que lo es. Las partes implicadas en todo el proceso coinciden en que las regulaciones actuales ralentizan el proceso de instalación de nuevos puntos, y también que se necesita una mayor capacidad en la red eléctrica. Esto incluye más inversiones en tecnologías inteligentes como el Vehicle-to-Grid (V2G).
Con la tecnología Vehicle-to-Grid se establece una especie de «interacción bidireccional» entre los vehículos eléctricos y la red eléctrica. Los coches no solo pueden recargarse con la energía de la red, sino también «devolver» o descargar parte de la energía almacenada en sus baterías de nuevo a la red cuando sea necesario. Un ejemplo sería un coche que envía energía de su batería a la vivienda por la noche, cuando puede resultar necesaria para mantener ciertos electrodomésticos funcionando, y que al día siguiente se recarga utilizando energía solar. En cierto modo, puede entenderse como que habrá coches que actúen como baterías para almacenar lo que le sobre a la vivienda y luego repongan esa energía cuando no haya energía solar disponible.
Otros aspecto a mejorar sería el de los incentivos económicos, en forma de subsidios, incentivos fiscales y políticas públicas que promuevan la adopción de los vehículos eléctricos y la construcción de las infraestructuras necesarias. Además de eso también ayudaría el desarrollo de las soluciones de carga rápida (DC y HPC), especialmente en áreas de mucho tráfico, para reducir el tiempo de carga y hacer la experiencia de uso más cómoda para los usuarios.
Arreglar las desigualdades en la distribución, un aspecto clave
Pero sin duda el punto clave es hacer que los países en los que ha habido menos desarrollo se igualen con los que ya han conseguido avanzar con éxito en su red de puntos de carga. Si esos países que van a la cola mejoraran rápidamente podrían cubrir las necesidades de grandes poblaciones, lo cual repercutiría en las cifras europeas totales.
Del mismo modo, los países con un desarrollo interno desigual podrían buscar igualar la distribución de puntos de carga entre las áreas rurales menos atendidas y las grandes ciudades con más puntos de carga. Si Europa quiere mantenerse entre las regiones del planeta con una mejor movilidad eléctrica debe seguir invirtiendo en infraestructuras y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a puntos de carga públicos, cercanos y adecuados a sus necesidades.
Foto | (CC) Possessed Photography @ Unsplash; Punto de recarga (CC) Alvy; V2G FastCharger (CC) Wikimedia