¿Ha llegado el momento de prohibir los vehículos “antiguos”?
Si hay algo que sabemos a ciencia cierta es que dentro del parque automovilístico existen una gran cantidad de vehículos viejos y poco eficientes, que a su vez han disfrutado de un escaso o deficiente mantenimiento, y que por tanto contaminan más, en proporción, que varias decenas de vehículos nuevos de última generación. No hace demasiado tiempo se leía una noticia muy impactante en cuanto a números que decía que 100 coches actuales contaminaban lo mismo que uno solo de los años 70…
La idea de prohibir la circulación a los vehículos viejos o en mal estado, que no cumplan con los mínimos más razonables de anti contaminación, parece algo extremo. Sin embargo, es algo que se está poniendo en práctica en París desde inicios del mes de julio: los coches construidos antes de 1997 y las motos anteriores a 1999 tienen prohibido el paso al casco urbano entre las 8 de la mañana y las 8 de la tarde en los días laborables, si bien pueden circular sin problemas los fines de semana, y el resto del tiempo fuera de la restricción comentada.
Se espera que en 2020 cualquier coche fabricado antes de 2010 tenga prohibida la circulación por el centro urbano parisino
Con esta medida, el ayuntamiento pretende ahorrar en malos humos, gases contaminantes y partículas que, en los modelos fabricados antes de los años considerados, eran mucho más elevadas (podríamos hablar incluso de un orden de magnitud en el mejor de los casos) que las emisiones y partículas que se emiten hoy en día por cualquier vehículo de nueva fabricación, por no hablar de los híbridos y los eléctricos.
Todo vehículo que infrinja esta nueva norma será multado, y las críticas no tardaron en aflorar al apuntar que, quizás, las personas con menos recursos podrían disponer de vehículos más antiguos. La realidad es que el esfuerzo para limpiar los centros urbanos de polución, ruidos y coches es necesario en las grandes ciudades. París ya puso en práctica en su momento algunas acciones dirigidas a reducir el número de vehículos en movimiento, prohibiendo la circulación a la mitad de los coches durante un día (distinguiendo quienes podían circular y quienes no por el número de matrícula, par o impar).
Otras medidas dirigidas a reducir el tráfico rodado en el centro se centraron en los incentivos: transporte público y aparcamiento gratuitos para animar a la gente a dejar el coche en casa. De esta forma se puede reducir puntualmente la polución y el smog en el centro de París, pero este tipo de medidas puntuales no parecen sostenibles en el tiempo. Por eso esta medida tan drástica como impopular en primera instancia: prohibir la circulación de coches muy antiguos, y endurecer progresivamente las restricciones.
Esto es así porque en 2020 se espera que cualquier coche anterior a 2010 tenga prohibida la circulación por el centro urbano en las franjas horarias laborales (y veremos si no endurecen también este extremo). La Organización Mundial de la Salud no deja de prevenirnos acerca de la insalubridad del entorno y su relación con las muertes, que no dejan de crecer progresivamente cada año. Por esto, cualquier medida que trabaje para mejorar la calidad del aire en los núcleos urbanos (que son los que más cantidad de población aglutinan, como ya sabemos) es bienvenida como un esfuerzo claro en la mejora de las condiciones de vida de todos.