La imaginación y la necesidad humana quiera darle un “toque personal” a todo, no tiene límites. Y la tecnología parece que tampoco. Por estas razones, en algunos lugares, se puede encontrar algo tan común y corriente como es la matrícula de un coche con unas características que resultan cuando menos llamativas para quienes estamos acostumbrados a que las matrículas son las que son y además son todas iguales.
En la parte más tecnológica están las matrículas digitales que ya se están probando en sitios como Dubai o, más recientemente, California. Son en realidad pequeñas pantallas de papel digital, más gruesas que la placa metálica habitual, y actúan como tales. Pueden mostrar el número de registro de la matrícula o incluso publicidad mientras el coche está aparcado. Algunas están conectadas con el sistema de seguridad del vehículo, y si se activan porque el coche haya sido robado, muestran un aviso como algo bastante claro y llamativo, en letras mayúsculas: R-O-B-A-D-O. Para que no quede duda.
Estas matrículas se han empezado a probar también en California, un lugar en el que las vanity plates o “matrículas personalizadas” son comunes: los propietarios pagan extra por poder incluir dibujos con diseños especiales y normalmente una combinación única de letras y números que pueden elegir a su gusto, dentro de los límites de la educación y la convivencia. También son comunes, aunque menos, en Australia, Nueva Zelanda, Alemania, Austria, Suiza e incluso el Reino Unido. Eso sí: son todo un capricho, porque la vanidad tiene un precio (las de California, por ejemplo, cuestan unos 700 dólares).
Como funciones útiles, las matrículas digitales que se están vendiendo ya en Arizona y Michigan también pueden incluir GPS, lo cual puede servir a los propietarios de flotas para mantener a todos los vehículos controlados, aunque fallen los smartphones o sistemas de navegación principales. Algunas pueden servir también para realizar pagos en aparcamientos o en peajes.
En el extremo opuesto de la utilidad tenemos las matrículas con emojis de PPQ, un proveedor oficial australiano de placas de este tipo. Lo que ofrece son matrículas normales y corrientes, con fondos de diversos colores o incluso imágenes temáticas, en las que se puede usar un emoji por matrícula. Desde luego son llamativas, aunque están limitadas a cinco caracteres (letras o números), además del emoji a elegir: carita amarilla con la sonrisa, guiño, gafas de sol, corazones o carcajada. Los precios empiezan a partir de los 450 dólares australianos y dependen de los diseños. Definitivamente, otro capricho sólo para quienes aprecien realmente aquello de “ser diferente”.
