Producir energía de forma limpia para que la podamos usar en nuestros hogares, automóviles, fábricas y otras actividades es uno de los grandes retos de la humanidad para el siglo XXI. Por eso, mucha gente mira constantemente a la energía que fluye a nuestro alrededor en busca de métodos para captarla y aprovecharla. De este modo, además de los combustibles fósiles y el gas, que resultan tan contaminantes, tenemos en el punto de mira la energía solar, la hidráulica, la eólica y otras más exóticas como la geotérmica (el calor del interior de la Tierra), la mareomotriz (mareas) o, como en este caso, la undimotriz o energía procedente del movimiento de las olas.
En este sentido, una compañía llamada Eco Wave Power Global ha anunciado recientemente la instalación de una planta de energía undimotriz en Port Adriano, al oeste de Mallorca y a unos 20 km de Palma, la capital de la isla. La idea es completar el proyecto de 2 MW de capacidad en dos etapas, siguiendo las directrices del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que llega hasta 2030. Comparativamente, un aerogenerador de 50 metros de altura y rotores de 80 ó 90 metros puede generar varios MW al año.
El ingenioso aprovechamiento de las olas
A diferencia de los sistemas que aprovechan la energía de las mareas y la subida y bajada diaria de las aguas, las plantas undimotrices obtienen la energía directamente del movimiento de las olas, algo que se produce continuamente y de forma natural en las costas debido al viento y las corrientes submarinas. Para los físicos, las olas no son más que ondas que se desplazan por el mar y como tales lo hacen con energía. Y esa energía puede aprovecharse con varios tipos de dispositivos mecánicos, que pueden instalarse en la costa, en superficie cerca de las playas o a mayor profundidad un poco más lejos.
La tecnología de Eco Wave Power procede de una compañía sueca y consiste en varios módulos de flotadores metálicos construidos en la costa, unidos a un eje mecánico mediante una especie de pistones que mueven motores hidráulicos para producir electricidad. Más en concreto, al recibir las olas, los flotadores suben y bajan, actuando sobre los pistones; eso mueve el liquido del circuito cerrado a un acumulador, que a su vez se descarga en un generador eléctrico que produce y transmite la electricidad a un inversor de corriente para aumentar y regular su tensión, que entonces se vuelca a una subestación conectada a la red eléctrica general. La electricidad podría utilizarse en ese punto (por ejemplo, para recarga de vehículos, automóviles, baterías, etcétera) o –normalmente– transmitirse a mayor distancia, aunque como es sabido cuanto más lejos, mayores pérdidas se producen en el camino.
A diferencia de la energía solar, las centrales undimotrices funcionan las 24 horas del día, y son algo más constantes que las de energía eólica, porque raros son los días de «calma total» en los que no hay movimiento de olas, especialmente si se elige el lugar adecuado en la costa. De hecho, bastan olas de 50 centímetros de altura para que se produzca algo de electricidad. Por otro lado, cuando hay tormentas y un tremendo oleaje, la plana puede pasar a una «posición segura» elevando los flotadores con unos motores hidráulicos, de modo que queden protegidos del golpeo extremo que podrían llegar a producirse.
La compañía tiene planes para continuar instalando sus plantas undimotrices en Gibraltar, Portugal, Israel y allá donde pueda resultar interesante. Las islas y localidades cercanas a las costas parecen lugares idóneos en los que instalarlas (el 40% de la población mundial vive a menos de 100 km de las costas). La de Port Adriano en Mallorca será la primera de este tipo que se ubique en España, donde en sus casi 8.000 km de costa podrían encontrarse otros lugares adecuados para este tipo de plantas, que produzcan la electricidad limpia que necesitamos.