Normalmente asociamos las experiencias en realidad virtual o aumentada a visores y gafas que nos permiten ver en 3D combinados con sonidos direccionales de última tecnología. Pero nuestros otros sentidos, como el tacto, el gusto o el olfato, quedan en segundo plano. Ahora un equipo de investigación del Grupo de Interfaces Futuros de la Carnegie Mellon ha presentado un trabajo acerca de un sistema háptico que transmite sensaciones de tacto a la boca, concretamente a los labios, dientes y lengua.
El concepto principal es utilizar un sistema de sondas de ultrasonidos que producen frecuencias que nuestro oído no puede detectar aunque sí nuestro tacto, pues van acompañadas de pequeñas vibraciones. Formando una matriz con decenas de estas pequeñas sondas orientadas de forma precisa y controlándolas hábilmente mediante software se pueden crear suaves vibraciones a cortas distancias. Montados sobre el visor de realidad virtual, estas sondas producen esas sensaciones en los labios de la persona que lo lleva puesto; variando la distancia también puede hacerse notar en los dientes o en la lengua.
Entre las ventajas de utilizar este sistema está que no hacen falta dispositivos externos, ni motores como los que se utilizan en los joysticks y mandos de las consolas. Las sondas de ultrasonidos son pequeñas, consumen poca energía y pueden ir montadas sobre un visor estándar con un adaptador adecuado.
En las demostraciones del vídeo se puede ver cómo actúa el sistema sobre los labios de una persona, básicamente «dibujando» formas geométricas predeterminadas dependiendo de lo que suceda en el mundo virtual. Si, por ejemplo, el avatar va circulando por una carretera, se simula con dos movimientos horizontales la sensación de velocidad; si se atraviesa una tela de araña, los impulsos verticales hacen otro tanto; si explota cualquier bicho en un juego de terror, los movimientos aleatorios hacen las veces de «salpicaduras» (¡puaj!). Cualquier cosa por añadir realismo.
Variando la distancia en la que confluyen los ultrasonidos se pueden conseguir sensaciones en otras zonas. Por ejemplo, cuando un avatar se está lavando los dientes se puede acompañar de una simulación de movimiento horizontal de vaivén. Las diversas sensaciones dependen de los «dibujos» que tracen los sensores, de modo que igual se nota un cepillado se puede simular beber de una fuente o la caída de gotas de agua de lluvia en el exterior.
Lo interesante de estos prototipos es su evolución: cómo van mejorando, miniaturizándose y siendo más realistas a partir de la idea inicial. El software viene a ser el mismo y todo es cuestión de explorar nuevas ideas y mejorarlas. Quizá llegue un día en el que cuando se vendan los visores de realidad virtual / aumentada lleven ya incorporado un sistema de «tacto virtual» como este para hacer más realistas ciertas situaciones.
