La pretensión de querer adivinar el futuro es muy atrevida. Es así porque es tan difícil acertar como lo fue para todos aquellos visionarios de la década de 1950 cuando pronosticaban los coches que vuelan para el año 2000. Sin
La pretensión de querer adivinar el futuro es muy atrevida. Es así porque es tan difícil acertar como lo fue para todos aquellos visionarios de la década de 1950 cuando pronosticaban los coches que vuelan para el año 2000. Sin