Los deportes están aprovechando la tecnología de muchas formas y los entrenamientos mediante técnicas cada vez más avanzadas son un buen ejemplo. En este caso se trata de unas gafas de la start-up QShot (anteriormente: BB-Sys) que utilizan una sutil manipulación de la percepción visual para mejorar la velocidad de lanzamiento y precisión de los jugadores de baloncesto. Esta técnica podría usarse para otro tipo de entrenamientos que requieran precisión y reflejos, como puede ser el caso de los jugadores de voleibol, los tenistas o incluso los conductores.
El sistema consiste en unas gafas especiales, parecidas a unas gafas de esquiar, y un par de barras con sensores y botones que se colocan en el suelo. Las peculiaridad es que las gafas pueden obstruir la visión oscureciéndose o volviéndose transparente de forma casi instantánea. Esto se puede hacer en los últimos momentos de un lanzamiento en suspensión (300 a 500 milisegundos) de modo que se obliga al tirador a utilizar su técnica a ciegas, aunque puede afinar el tiro en esos instantes finales.
Según los técnicos, eso es todo lo que hace falta para poder hacer un «lanzamiento perfecto», lo cual obliga a mejorar la técnica. Cuando el tiro se ha completado tras esa fracción de segundo, las gafas vuelven a oscurecerse y sólo se vuelven transparentes al tocar el suelo, para que se pueda ver qué ha sucedido con el tiro.
La activación de las gafas bloqueando la visión o volviéndose transparentes puede hacerse de forma automática o manual que son los dos modos de funcionamiento del sistema: Salto o Entrenador. En el modo «salto» se oscurecen al entrar en la zona en que están las dos barras con los sensores; en el modo «entrenador» es otra persona quien puede activar o desactivar las gafas manualmente con un mando a distancia. El primer modo es completamente automático: las gafas se activan al entrar en la zona y se desactivan en el momento justo y luego al detectar que se ha tocado de nuevo el suelo. En la barra hay botones para controlar el retardo, en incrementos de 50 ms, y también luces que indican el estado de la batería y si los dos sensores están correctamente alineados.
El uso de esta tecnología se probó hace años con las jugadoras de baloncesto de la Universidad Libre de Amsterdam, que es de donde surgen los datos sobre las posibles mejoras y de ahí la idea tecnológica final: forzar a las jugadoras durante una fracción de segundo a captar toda la información visual posible y en base a eso entrenar los lanzamientos. Los inventores de este sistema aseguran que quienes entrenan con estas gafas pueden mejorar entre un 8% y un 10% sus porcentajes de tiro, lo cual en algunos deportes como el baloncesto marca toda una diferencia.
Otra peculiaridad es que para evitar pasar de golpe de la luz a la oscuridad, el color cuando las gafas están bloqueadas es una especie de blanco lechoso, similar a un cristal translúcido, de modo que se recibe la misma cantidad de luz (medida en lux), pero no los detalles. Aunque la idea parezca a simple vista un tanto contraria a la intuición (lanzar sin «mirar») es precisamente esa sutil manipulación gracias a la tecnología la que puede proporcionar las mejoras a los atletas.