Este curioso experimento interactivo llamado Seeing CO₂ («Ver el CO₂») es un prototipo de mundo virtual tras el que se transmite un importante mensaje: cuál es tamaño de las emisiones de CO₂ (dióxido de carbono) a la atmósfera comparadas con objetos conocidos y el enorme reto que supone su eliminación. Tras este montaje está un estudio especializado llamado Extraordinary Facility, han recurrido al recurso denominado gamificación: convertir en juego una explicación que es larga y compleja para que sea más entretenida y didáctica.
Quien quiera probarlo sólo tiene que abrir la página web y usar las teclas para mover el vehículo por un anaranjado mundo 3D en el que hay algunos objetos, edificios y enclaves naturales conocidos. Aunque el objetivo es simplemente curiosear para aprender y así concienciarse, en el juego el coche tiene que buscar seis puntos de información amarillos con forma de diamante y la letra «i». Tras cada uno de ellos hay información extra. [Nota: al ser experimental el juego puede no funcionar bien en en algunos navegadores como Chrome o Edge, pero en Firefox y otros funciona sin problemas.]
Echando un vistazo al escenario se puede ver cómo unos grandes cubos negros representan diversas cantidades de CO₂, expresadas en toneladas, kilotoneladas, megatoneladas, etcétera. Esto es lo que se compara visualmente con los diversos lugares emblemáticos, estructuras y otros objetos. Lo más interesante de este metaverso es que todos los objetos están a escala y aunque el vehículo se mueve rápido hay que tomarse con calma lo de ir de un lugar a otro. Los cubos más pequeños equivalentes a 1 y 10 toneladas de CO₂ se comparan, por ejemplo, con un autobús de dos pisos y un avión Airbus A380, de dimensiones similares.
La Gran Pirámide, que es la mitad de alta que la Torre Eiffel, tiene un tamaño similar al cubo de 10 millones de toneladas de CO₂; mientras que el Monte Fuji, de unos 3.700 metros de altura, rondaría las 100 megatoneladas. El gigantesco Monte Everest, el más alto de la Tierra con sus 8.800 metros, se parece bastante al cubo de 8 km de lado de las 1.000 megatoneladas y se acerca en volumen al de 1 gigatonelada de CO₂.
La comparación del Monte Everest resulta útil: 1 gigatonelada puede compararse fácilmente con las 35 gigatoneladas de CO₂ que emitimos en todo el año 2019. De esas 35 GT unas 15 GT se sabe que se debieron directamente a la quema de carbón. Esto puede llevar a meditar a quien juega la importancia de ir modificando el tipo de fuentes primeras que utilizamos para diferentes fines, ya sea para la calefacción, el transporte o el uso industrial. A la larga, la electrificación permitirá evitar gran parte de estas emisiones, en especial las más contaminantes.
También es muy ingenioso cómo han resuelto la integración de los datos de las emisiones de CO₂ per capita por países, que provienen del magnífico sitio Our World in Data. Este valor se obtiene dividiendo las emisiones que se pueden atribuir a cada país por el número de habitantes.
Aunque los valores per capita pueden parecer un poco distorsionados porque en cabeza aparece ciertos países pequeños donde se realizan muchas operaciones relacionadas con las materias primas o el transporte (como Qatar, Kuwait o los Emiratos Árabes Unidos, por sus pozos petrolíferos) también aparecen otros que contaminan mucho más. Estamos hablando principalmente de Australia, Estados Unidos, Luxemburgo o Canadá, que aparecen en lo alto de la lista (con más de 15 toneladas por habitante). Comparativamente, en España somos mucho más limpios al estar cerca de las 6 toneladas por persona, pero más allá hay países como Brasil con 2 toneladas, el promedio de África es 1 tonelada, con países como la República Democrática del Congo donde se emiten tan solo 0,03 toneladas: tan poco como 3 kg de CO₂ por persona al año.
Cualquier iniciativa para concienciar sobre la necesidad de cuidar el planeta es interesante y si además es divertida como esta y tiene forma de juego de conducción con datos procedentes de las fuentes más que fiables, mejor que mejor.