Según un informe de las Naciones Unidas, el 68% de la población mundial vivirá en áreas urbanas en torno al año 2050. Llevamos años preparándonos y adaptándonos a esta realidad, por lo que se cuida al detalle la planificación urbanística, especialmente ahora que nos enfrentamos a retos relativos a la búsqueda de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente.
Un estudio del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) analizaba la movilidad en ciudades como si de un campo gravitatorio se tratará. ¿Qué suponía esta revisión del movimiento de personas en ciudades?
Movimientos urbanos: El movimiento se demuestra andando (con un smartphone)
La ciencia puede beneficiarse de los millones de datos que producen los teléfonos inteligentes. Nuestros smartphones generan señales que permiten conocer la ubicación del dispositivo en un momento concreto. Este factor es de gran valor, especialmente si lo que se busca es analizar los movimientos urbanos de decenas de miles de ciudadanos. Lo que antes se realizaba mediante trabajosos estudios guiados por encuestas, principalmente, hoy adquiere una nueva dimensión.
Bien, todo este flujo de personas que cada día se desplaza desde su hogar hasta su lugar de trabajo, se puede estudiar para un número importante de sectores y aplicaciones:
- Para conocer cómo mejorar la planificación urbana;
- Cómo distribuir y mejorar la red de transporte público;
- Para analizar la contaminación presente en las ciudades;
- Con el objetivo de encontrar la distribución de la riqueza y condiciones económicas en el territorio;
- O, entre otros, hacer un mapa visual de la distribución de las epidemias.
De forma habitual se realiza el análisis de la movilidad mediante los modelos de “oportunidad”, en los que ciertas áreas cerradas suponen un atractivo para los ciudadanos que ahí se dirigen. Sin embargo, este estudio del CSIC entendía las ciudades como campos gravitatorios, donde “se establecen los puntos más atractivos cuyo interés decae con la distancia a medida que nos alejamos de ellos”, según José Javier Ramasco, uno de los investigadores encargados del proyecto.
“Masas humanas” que se sienten atraídas por centros urbanos
Básicamente, es la Ley de Newton. Igual que la manzana que le cayó en la cabeza, porque sentía la atracción de la Tierra, aquí son las poblaciones trabajadoras, una masa que se siente atraída hacia los núcleos urbanos.
Obviamente, estos mapas o representaciones de los flujos de personas hacia el centro de las ciudades, aclara y redefine los puntos de mayor atracción.
Concluye José Javier Ramasco, sobre el estudio, que “abre las puertas al desarrollo de técnicas más profundas que permitan un entendimiento más analítico de la movilidad humana recurrente”.