Los expertos llevan años debatiendo cómo será el futuro de las ciudades, especialmente con el objetivo de hacerlas más respetuosas con el medio ambiente. Por estos motivos, la tendencia actual es a repensar las ciudades sugiriendo fórmulas de movilidad sostenible.
Entre las muchas corrientes de pensamiento en torno a este concepto, hay una vía que es la de poner al peatón en el centro de toda estrategia. Este es un concepto para que las ciudades adquieran tres características: ser más peatonales, saludables y adaptativas o resilientes.
Esta es precisamente la idea de nueva ciudad que defiende Fast Company en un artículo reciente, poniendo de relieve la importancia que el impacto de la pandemia ha tenido, también, sobre la vida en las ciudades.
El reto de las ciudades del siglo XXI
El progreso de la humanidad se ha desarrollado en las ciudades. La urbe permitió la colaboración entre miles de individuos, posibilitando una evolución que los grupos nómadas no estacionarios no podrían haber alcanzado nunca. Y en milenios de evolución, los retos a los que se han enfrentado las ciudades han sido muy diferentes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) determina que, desde 2007, la mitad de la población mundial vive en ciudades. Además, se calcula que en 2030 esa cifra alcance el 60% del total. Por eso las ciudades son para la ONU uno de sus objetivos de desarrollo sostenible. Más todavía ahora, que nos hemos visto envueltos en la crisis del COVID-19, que ha sacudido todas las pre-concepciones que teníamos sobre los espacios urbanos.
Por todo ello, la pandemia ha agitado –también- muchas de las predicciones que se habían hecho hasta ahora. Quizá incluso aquellas de la ONU. Hablamos de, por ejemplo, la búsqueda de viviendas en zonas rurales. Ese traslado al campo, promovido por la imposición y continuación del teletrabajo, se ofrece ahora como una alternativa para muchos sectores.
Por ejemplo, muchas ciudades norteamericanas han tomado nota de lo vivido durante las diferentes etapas de la pandemia para crear más espacios seguros al aire libre. Por ejemplo, a través de la clausura de calles con el objetivo de que surgieran entornos saludables para el comercio y la restauración.
Ciudades peatonales: ¿el futuro urbano?
En 2019 hablamos del barrio de Vauban, en Friburgo, Alemania. Se trata de un barrio que aúna todas las tendencias de desarrollo urbano sostenible: dentro del barrio se encuentran los servicios y recursos necesarios accesibles a pie o en bicicleta, los espacios verdes son numerosos y las plazas de aparcamiento se han visto muy reducidas en los últimos años (especialmente debido a la normativa municipal). Además de todo esto, aquellos que quieran desplazarse al centro de la ciudad pueden hacerlo en un viaje corto de unos 15 minutos, en tren o autobús.
Justo a esta idea de ciudad es a lo que alude esta nueva tendencia. En otro ejemplo tenemos lo que se ha llegado a conocer como “la ciudad de los 15 minutos“: basándose en unas nuevas normas que pueden implementarse en la ciudad de París, se podría llegar a cualquier servicio (supermercado, colegio, cafetería, etcétera) en un recorrido de 15 minutos en bicicleta. En definitiva, se trata de un reto complejo para las ciudades masificadas actuales, donde hay escasez de oferta inmobiliaria asequible, así como otros desafíos que tienen que ver con la vivienda con acceso a educación de calidad u oportunidades de trabajo.
Sobre estos conceptos se asienta otro de los cruces de caminos de la ciudad del futuro: si ha de ser esa “ciudad de los 15 minutos”, la densidad será una clave. Por lo tanto, el idílico retiro suburbano de hileras e hileras de chalets entra en choque frontal con algunos conceptos sostenibles. Tanto es así, que en Hamburgo se ha prohibido la construcción de más viviendas unifamiliares.
Que sean saludables y sostenibles
Reimaginar las ciudades, por lo que hemos aprendido, tiene una vertiente de ser más saludable y cómoda de vivir para el ciudadano. Pero además, tendrán que ser sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Muchos ejemplos confluyen en la intersección de ambas ideas.
Por ejemplo, el cuidado de la calidad del aire interior, igual de relevante que el cuidado del aire exterior. Por tenerlo en cuenta, los americanos invierten el 90% de su vida en interiores, convirtiendo la contaminación interior en algo tremendamente importante: humos, polvo, humedades, los componentes químicos de materiales constructivos… En realidad, las técnicas de ventilación interior pasarán a ser más significativas que nunca. Es más, en un mundo tan preocupado por la desinfección, la calidad del aire formará un capítulo clave en la construcción de los edificios.
Para terminar, cabe señalar que la implementación de estas técnicas creará más desigualdad entre aquellos que puedan permitírselo y aquellos que no. La lucha contra el cambio climático y la pandemia han puesto de relieve el hecho de que tenemos que diseñar ciudades mejores para nosotros y el planeta, pero también que estas ciudades tendrán que contar con la solidez para aguantar futuros retos y eventos disruptivos.
Fotos | Pexels: Nancy Bourque, Jeshoots.com
