El camino hacia las «emisiones cero» es complicado, pero incluso Bill Gates alberga esperanza
Una faceta poco conocida del multimillonario y filántropo Bill Gates es su participación en Breaktrough Energy, una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo es apoyar el desarrollo de nuevas tecnologías limpias con el objetivo de lograr las emisiones cero en todo el planeta para el año 2050. Bill Gates ha publicado recientemente su resumen anual del seguimiento que junto con su equipo está haciendo de la situación y en particular del estado de la transición energética. Y lo primero que ha hecho ha sido lanzar una afirmación contundente: «Creo que seremos capaces de evitar el desastre climático».
Según diferentes estudios, las emisiones globales de gases contaminantes son de entre 40.000 y 50.000 mil millones de toneladas, según las fuentes. Llevan más o menos estables algunos años, cuando deberían estar reduciéndose. Algunas ciudades, como Copenhague, han adelantado ese objetivo al 2025. Se hacen cada vez más campañas de concienciación que nunca y el Programa para el medio ambiente de la ONU ha vuelto a advertir recientemente de que deberían reducirse al menos el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al año 2030, pidiendo adelantar muchos de los objetivos.
Las conclusiones de Bill Gates al respecto son muy claras y se resumen en tres:
- Evitar el desastre climático es uno de los mayores retos a que se ha enfrentado la humanidad y sólo nos podemos enfrentar a él unidos.
- La única forma de hacerlo es invertir en la innovación y desarrollo de energías limpias, lo cual requiere también infraestructuras.
- Hay que ponerse en marcha lo antes posible.
A pesar de que los gobiernos están promulgando leyes y normativas y de que hay grandes compromisos de grandes empresas y mucha inversión privada en el sector de la innovación energética y la reducción de emisiones, uno de los problemas es la gigantesca escala que se necesita para hacer esa transición. Porque aunque confiemos en el ingenio humano, algunos de esos «inventos» pueden requerir de décadas o incluso un siglo para ser completamente funcionales y eficientes (coches eléctricos con gran autonomía, aviones que utilicen energías limpias, nuevos materiales de construcción) o requerir infraestructuras (electrolineras, redes de distribución, despliegue de redes de servicios…)
El papel del transporte
El «Premium Verde»
Otro concepto con el que se entiende mejor la situación es lo que Bill Gates llama premium verde (Green Premium). Se trata del coste extra que los consumidores pagan por productos y servicios de emisiones cero –o, al menos, no tan contaminantes– que en ocasiones son más caros que los tradicionales más contaminantes. Un ejemplo sería la diferencia en el precio de venta entre un vehículo eléctrico y uno de gasolina o diésel. A veces el premium verde está en el precio de venta al público, a veces en forma de créditos de compensación de carbono que las empresas pueden pagar según sus políticas de sostenibilidad.
La idea es que aunque el premium verde todavía puede ser algo caro, ese coste se está reduciendo. El objetivo es que no lo sea tanto como para ignorar los beneficios que supone usar tecnología limpia sin emisiones contaminantes.
Aunque a veces lo veamos como algo complejo y difícil, por involucrar a gobiernos, individuos con todo tipo de mentalidades y empresas de lo más diversas, Bill Gates recuerda que si todo el mundo se marca esos objetivos, que al fin y al cabo son por el bien común, todavía se podrían ver las cosas con optimismo.
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